Ya llegan las visitas
“¡Oh, no!”, exclamó Gina cuando oyó que iban a tener huéspedes en su casa. “¿Tienen que quedarse aquí los Vargas? Siempre viene gente a vivir con nosotros: misioneros, estudiantes extranjeros… incluso perfectos extraños, como esas personas que se perdieron en la tormenta el invierno pasado”.
“Creí que disfrutabas la compañía”, comentó su madre.
“Sí, por supuesto, de vez en cuando. Pero la mayoría de las familias no recibe a tantas personas como nosotros”.
“Es parte de nuestro ministerio”, afirmó papá, que había entrado a la habitación.
“¿Tu ministerio?”, preguntó Gina. “No entiendo. No eres pastor ni misionero, entonces, ¿cómo puedes tener un ministerio?”
“No es necesario que seamos pastores o misioneros para tener un ministerio. De hecho, todos los cristianos son llamados a ministrar a otros”, explicó su padre. “Tu madre y yo sentimos que el Señor nos estaba llamando a abrir nuestro hogar a los misioneros que regresan y a otras personas, cada vez que podamos. Consideramos que ese es nuestro ministerio y tú también tienes parte en él”.
“¿Tener invitados es un ministerio?”, preguntó Gina. Esa era una idea nueva para ella. “Pensé que el ministerio implicaba más que hacer más comida o ceder mi habitación a los huéspedes. ¿Dice la Biblia que hay que recibir invitados?”
“No en esas palabras exactamente”, afirmó su madre, “pero sí dice que debemos mostrar hospitalidad”.
“¿Qué es hospitalidad?”, preguntó Gina.
“Es recibir a los huéspedes y tratarlos con bondad y calidez”, respondió mamá. “Eso incluye que estemos dispuestos a compartir nuestra casa y nuestra comida con los demás”.
Papá asintió. “La hospitalidad es una manera en la que demostramos a las personas el amor de Dios. Jesús nos recibe a cada uno de nosotros en Su familia y nos da un hogar con Él. Esa es la razón porque es importante que, como cristianos, recibamos a otros. De hecho, ¡el libro de Hebreos enfatiza la importancia de la hospitalidad al recordarnos que algunas personas que han recibido a personas extrañas han hospedado ángeles sin saberlo!”
“Ángeles, ¿eh?” Gina sonrió. “Bueno, no creo que los Vargas sean ángeles, pero voy a preparar mi habitación para ellos de todos modos. ¿A qué hora llegan?” — RUTH I. JAY
RECIBE A OTRAS PERSONAS CON ALEGRÍA
VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 4:9
SEAN HOSPITALARIOS LOS UNOS PARA CON LOS OTROS, SIN MURMURACIONES.
¿Disfrutas cuando recibes visitas? Cuando ayudas a preparar alimentos, lavas platos extra o cedes tu habitación para acoger a huéspedes en tu hogar, les demuestras el amor de Jesús. Él nos recibe con ternura en Su familia y comparte todo lo que tiene con nosotros. Muéstrales a los demás cuán amable y hospitalario es Jesús al tratar a los invitados a tu hogar de la misma manera.
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