Vale la pena hacer publicidad
El padre de Damián apretó los frenos cuando una furgoneta pasó a toda velocidad y luego se cruzó delante de su automóvil. “¡Esa furgoneta casi choca mi defensa frontal!”, exclamó papá. “Lo había estado observando por el espejo. Ha pasado acelerado en el tráfico como un maniático”.
“La furgoneta pertenece a la compañía de plomeros que queda cerca de nuestra casa”, señaló Damián mientras el vehículo se alejaba rápidamente de ellos. “¡Mira! En la parte de atrás dice: ‘Llámenos y recibirá un cordial servicio’”. El niño rio y recogió sus libros, que se habían caído cuando el automóvil frenó de repente. “Si esa compañía de plomería dirige el negocio del mismo modo que ese hombre conduce, ¡es probable que sean rápidos, pero no cordiales!”
Esa noche, en la cena, Damián le contó a su mamá sobre la furgoneta que él y su padre habían visto en el camino a casa. “Estoy seguro de que esa compañía pierde muchos clientes por la forma en que ese hombre conduce”, afirmó Damián. “La gente que lo ve en la carretera no va a querer que él trabaje en sus tuberías”.
“¡Supongo que no!”, señaló su madre. “A lo mejor ni siquiera se da cuenta de que su forma de conducir es una mala publicidad para el negocio”. Ella negó con la cabeza. “Creo que a veces todos nosotros nos olvidamos de que hacemos publicidad en todos los lugares a los que vamos. Nuestras palabras y acciones dan a otros la impresión de a quién decimos que pertenecemos”.
Papá asintió. “Nosotros somos cristianos y la gente nos está observando. Esa es la razón por la que e el Espíritu Santo obra en nuestras vidas, para convertirnos en una buena publicidad para Jesús. Él nos está ayudando a crecer, de modo que seamos amorosos y semejantes a Cristo, para que otros también se acerquen a Jesús”.
“Creo que sé a lo que te refieres”, aseguró Damián. “En esta semana, uno de los chicos de mi equipo de baloncesto me preguntó por qué no presioné para tener más tiempo en la cancha ni me portaba agresivo con los otros jugadores cuando se equivocaban, como hacían los otros. Le conté que soy cristiano y que estar en un equipo en el que todos se sentían respetados y tratados justamente era más importante para mí que ganar o ser un jugador de ligas mayores. Él se quedó sorprendido por mi respuesta y parece interesado en conocer más acerca de mi fe”.
“¡Qué bien!”, contestó su padre. “Al poner a otros por delante de ti mismo, haces publicidad del amor que Jesús tiene por todos nosotros”. – A. W. SMITH
HAZ PUBLICIDAD PARA JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 3:3
SON CARTA DE CRISTO REDACTADA POR NOSOTROS, NO ESCRITA CON TINTA, SINO CON EL ESPÍRITU DEL DIOS VIVO.
¿Tus palabras y acciones son una buena publicidad para Jesús? Si eres cristiano, el Espíritu Santo está obrando en tu vida para que los demás puedan ver cómo es Jesús. Cuando te preocupas por otras personas y las tratas con bondad, honestidad y respeto, les estás mostrando el amor de Jesús. La publicidad es una herramienta muy poderosa. Confía en que Dios te usará para mostrar a otros el amor que tiene para ellos.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!