Una nueva amiga
Clarisa tenía muchos amigos. Probablemente era la niña más popular del tercer grado. Por otro lado, parecía que Eva no tenía ningún amigo. Eva era tímida y muy callada, y nunca nadie se fijaba en ella. Se sentaba sola en el autobús, se sentaba sola en el almuerzo, jugaba sola en el recreo.
Clarisa notó lo sola que estaba Eva y se sintió mal por ella. Por supuesto, Eva no estaba feliz de pasar sola todo el tiempo. Clarisa decidió que al día siguiente, en el autobús para ir a la escuela, se sentaría con Eva.
A la mañana siguiente, Clarisa subió al autobús y vio que Eva estaba sentada unos asientos más atrás. La niña caminó por el pasillo del autobús y se detuvo frente a la muchacha solitaria.
—¡Hola, Eva! ¿Puedo sentarme aquí?
Eva levantó la mirada con una expresión de asombro.
—Eh… claro —fue lo único que pudo decir.
Clarisa se sentó y de inmediato inició una conversación:
—¿Cuál es tu color favorito? —preguntó.
—¡El morado! —contestó Eva.
—¡Mi color favorito es el fluorescente!
—¿Fluorescente? —preguntó Eva con cara de confusión.
—Sí, cualquier color que sea fluorescente: rosado, anaranjado, verde, amarillo.
La conversación siguió su curso y, sin darse cuenta, habían llegado a la escuela.
—Espero que te sientes con nosotras en el almuerzo —indicó Clarisa.
Eva sonrió.
—Me encantaría —respondió.
Esa tarde, cuando Clarisa regresó a su casa, le contó a su mamá sobre Eva, de lo sola que parecía y de cómo decidió hablar con ella en el autobús.
—Recordé lo que nos dijo la señora Alcívar la semana pasada en la escuela dominical —explicó Clarisa—. La lección era sobre tener una actitud como la de Jesús, que se sacrificó a Sí mismo por cada uno de nosotros. Memorizamos Filipenses 2:4: «No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás». Pensé en cómo me hubiera sentido si nadie hablaría conmigo. Me alegra haber platicado hoy con Eva. ¡Ahora tengo una nueva amiga!
Su madre sonrió y abrazó a Clarisa.
—¡A mí también me alegra que Eva tenga una buena amiga!
LISA FULLER
SÉ UN AMIGO COMO JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 3:16 (NTV)
PUES DIOS AMÓ TANTO AL MUNDO QUE DIO A SU ÚNICO HIJO, PARA QUE TODO EL QUE CREA EN ÉL NO SE PIERDA, SINO QUE TENGA VIDA ETERNA.
¿Sabías que no existe un mejor amigo que Jesús? Él murió en la cruz por nuestros pecados y resucitó para que podamos pasar la eternidad con Él. ¿Has puesto tu confianza en Jesús como tu Salvador? ¿Lo conoces como tu amigo? (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti). Si has respondido que sí, puedes ser un amigo como Él, que se preocupa por los demás y los trata con bondad y amor.
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