Una lección para Guille
“¿Qué pasa, Jack?” Guille se agachó junto a la canasta de su cachorrito. “¿Te sientes solo? Quizá pueda quedarme contigo en casa esta mañana”. Mientras hablaba, Guille sabía que no era para nada probable. Era domingo y su familia se estaba alistando para ir a la iglesia.
Su padre se acercó para ver qué pasaba. “¿Por qué no te has vestido, Guille? Ya casi es hora de irnos. Será mejor que te apures”.
Guille miró a su perro. “Creo que Jack quiere que me quede en la casa con él esta mañana. ¿Puedo quedarme, papá? Estoy cansado de vestirme con ropa formal y de sentarme quieto en la iglesia tanto tiempo. ¿Puedo faltar hoy?” Antes que su padre pudiera decir una palabra, Jack empezó a llorar otra vez. “A lo mejor tiene sed”, comentó Guille. El niño de apresuró a atender al cachorro.
“¿Sabes?”, señaló papá cuando Guille regresó con un poco de agua. “Jack realmente depende de ti. Depende de que tú lo alimentes y cuides de él, y se deleita en tu amor. En verdad te necesita, ¿verdad?”
“Sí, así es”, afirmó Guille, sonriendo. Se sentía bien que lo necesiten y ahora quizá su padre lo dejaría quedarse en casa.
“Nos parecemos mucho a Jack, Guille”, continuó papá. “Todos dependemos de alguien. ¿De quién dependes?”
Guille pensó por un momento. “De ti y mamá. Ustedes me dan comida, ropa, casa y las demás cosas”.
El padre sonrió y asintió. “Hacemos esas cosas porque te amamos y queremos cuidar de ti. Mamá y yo también dependemos el uno de otro, y también de la familia de nuestra iglesia. Dependemos de ellos para recibir amor y aliento, y ellos dependen de nosotros. Y todos dependemos de Jesús. Él es quien nos da todo lo que necesitamos. Él es quien dio a nuestra familia los alimentos, la ropa y el hogar que proveemos para ti, y también nos provee el perdón del pecado y vida eterna. Dios también pone a otros cristianos en nuestras vidas, para que podamos apoyarnos y animarnos unos a otros”. Papá despeinó el cabello del niño. “Entonces, ¿no crees que lo mejor será que vayamos a la iglesia, si todos dependen de nosotros?”
Guille levantó la mirada. “Está bien”, aceptó con un suspiro. Luego sonrió. “Es bueno que pueda depender de ti para que me animes”. — BEVERLY MCCLAIN
ASISTE FIELMENTE A LA IGLESIA
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 10:25 (NTV)
NO DEJEMOS DE CONGREGARNOS, COMO LO HACEN ALGUNOS, SINO ANIMÉMONOS UNOS A OTROS.
¿Asistes regularmente a la iglesia? Es grandioso pasar tiempo con otros cristianos y adorar juntos a Jesús. Es una bendición tener a personas en las que puedas depender para que te cuiden y oren por ti. Y así como tú dependes de ellos, también dependen de ti. Ora por ellos y asiste a la iglesia, para que puedan ser animados unos a otros y disfrutar juntos las bendiciones de Dios.
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