Una herencia

A Pepito le encantaba visitar la granja de lácteos de su tío abuelo Homero. Le gustaba trabajar en el granero y columpiarse en las cuerdas del pajar. Le gustaba subirse al tractor. Pero, más que nada, le gustaba trabajar con el tío Homero en un viejo automóvil que guardaba en el cobertizo, detrás de donde guardaba los tractores.

El tío Homero disfrutaba mucho de restaurar carros antiguos, y en ese momento se encontraba trabajando pacientemente para restaurar otro automóvil hasta su condición original. Las partes desgastadas habían sido reparadas o reemplazadas. Había pulido la pintura vieja, removido el óxido y aplicado una nueva capa de pintura. Ahora el trabajo estaba casi terminado. Mientras el tío Homero volvía a armar el motor, Pepito pulía el carro hasta que brillara.

Un día se pusieron a trabajar en el automóvil y el tío Homero le dijo algo a su sobrino nieto:

—¿Te gustaría tener este carro? —le preguntó. Pepito sonrió y se le iluminaron los ojos. El tío abuelo sonrió—. Puedo ver que te gusta tanto como a mí, y algún día será tuyo. Será mi herencia para ti.

Esa noche, Pepito les contó emocionado a sus padres sobre la decisión del tío Homero.

—Qué amable de parte de tu tío abuelo —comentó su madre.

Papá asintió.

—Sin duda es muy amable.

—¡Sí! Probablemente será la mejor herencia que reciba —exclamó Pepito—. No conozco a nadie más que me dé una herencia tan linda —el niño sonrió a su papá—. Excepto, tal vez, mamá y tú.

Su padre le sonrió también.

—De hecho, hay una herencia aún mejor que nos espera a todos los que conocemos a Jesús como nuestro Salvador. Dios promete que todos los que confían en Jesucristo disfrutarán algún día de todas las bendiciones de la vida eterna con Él. Un día, el Señor resucitará de entre los muertos a todos los cristianos y hará nuevas todas las cosas. Entonces viviremos con Dios para siempre, en un mundo libre sin pecado y sin muerte.

—¡Guau! —expresó Pepito—. ¡Eso es mucho más emocionante que heredar el automóvil del tío Homero algún día! Me alegra que el tío Homero conozca a Jesús y que también reciba la otra herencia.

TOM VANDENBERG

RECIBE UNA HERENCIA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 1:4 (NTV)

TENEMOS UNA HERENCIA QUE NO TIENE PRECIO, UNA HERENCIA QUE ESTÁ RESERVADA EN EL CIELO PARA USTEDES, PURA Y SIN MANCHA, QUE NO PUEDE CAMBIAR NI DETERIORARSE.

¿Te espera una herencia en el cielo? Si has confiado en Jesús como tu Salvador, la respuesta es que sí. Jesús quiere que todos quienes lo conocen pasen la eternidad con Él. El Señor murió por nuestros pecados y después resucitó de entre los muertos, para que podamos ser libres del pecado y de la muerte, y vivamos con Él para siempre. Confía en Jesús y espera con ansias la herencia que Él tiene para ti. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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