Un verdadero hombre

André llegó a la entrada de su casa, derrapó en la gravilla y se cayó, raspándose el codo.  “Son solo un par de raspones.  No me duele”, aseguró, tratando de no retorcerse del dolor mientras su mamá desinfectaba y vendaba su brazo.  De hecho, sí le dolía bastante, pero André no lo quería admitir.  No quería que nadie creyera que era un llorón.  “¿Papá sigue en la estación de bomberos?”, preguntó.

La madre asintió y encendió la televisión.  “Veamos si dicen algo en las noticias sobre el incendio de hoy”.

Madre e hijo miraban el televisor y se sorprendieron al ver en la pantalla cómo padre de André trepaba por una alta escalera para ayudar a un hombre a escapar de una casa en llamas.  “¡Guau!  ¡Papá es muy valiente!”, exclamó el niño.

Cuando el padre llegó a la casa, sucio y oliendo a humo, André sonrió.  “Oye, papá, ¡te vimos en la televisión!”

Pero su padre no sonrió.  En lugar de ello, se dejó caer en una silla, se cubrió el rostro con las manos… ¡y se puso a llorar!  André estaba horrorizado.

“¿Qué pasó?”, preguntó mamá.  “¿Te hiciste daño?”

Papá se limpió las lágrimas.  “No, estoy bien.  Pero el hombre al que rescatamos de la casa incendiada está muy grave.  ¡No tiene muchas expectativas de vida y me siento tan mal por su familia!”  André no dijo nada.  En silencio fue a su habitación.

Poco tiempo después, el padre fue a conversar con André.  “¿Estás bien?”, preguntó papá.  “Te ves afectado”.

André miró para el otro lado.  “Creí que los hombres nunca… al menos los bomberos… creí que no… no me imaginé que tú…”  André se detuvo, sin saber qué decir.

Su padre sonrió.  “Lo que quieres decir es que creías que los hombres no lloraban, al menos se supone que no debían hacerlo, ¿verdad?”  El hijo asintió.  “Sé que normalmente no me muestro muy emocional”, explicó papá, “pero no me da vergüenza de mostrar que tengo sentimientos.  De hecho, no sería un buen bombero, ni un buen cristiano, si no me importara la gente.  Jesús lloró cuando su amigo, Lázaro, murió, ¿recuerdas?  ¿Crees que Él era un debilucho?”

“No.  Jesús fue tan valiente como para ir a la cruz y morir por nosotros”, contestó André en voz baja.  “Creo que tengo mucho qué aprender sobre cómo ser un hombre, ¿cierto?”  —  SHERRY L. KUYT

COMPARTE EL DOLOR DE LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:15

GÓCENSE CON LOS QUE SE GOZAN Y LLOREN CON LOS QUE LLORAN.

¿Crees que necesitas hacerte el fuerte para probar lo valiente que eres?  ¿Crees que deberías esconder tus sentimientos cuando algo te duele o te entristece?  Jesús no lo hizo.  Él lloró y compartió el dolor de María y Marta cuando su hermano, quien era Su amigo, murió.  Jesús no era un debilucho.  Cuando compartes el dolor que otros experimentan, les muestras el amor de Jesús.

Clave de Hoy
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