Un regalo para compartir
Rodrigo estaba en el patio de su casa, lanzando la bola de béisbol al aire. El niño sonrió cuando su amigo llegó en su bicicleta.
—¡Hola, Damián!
—Hola —el niño se detuvo y pateó la pata de la bici para estacionarla. Después le entregó a Rodrigo un pequeño regalo—. ¡Feliz cumpleaños!
—Gracias —Rodrigo sonrió—. También recibí este nuevo guante; es un regalo de mis abuelos. ¡Ahora ninguna pelota se me va a escapar!
—Genial —expresó Damián—. Un guante así me serviría mucho en verdad.
—Y mi hermano me dio esta pelota, y mis padres me dieron un monopatín.
—¡Guau! —Damián se sentó en el pasto—. Me vendrían bien todas esas cosas.
Rodrigo rio.
—¡Lo siento, pero faltan seis meses para tu cumpleaños! Pero compartiré mis regalos contigo —de repente, recordó que nunca había compartido con su amigo otro regalo que también había recibido: el regalo de la vida eterna. «Debería contarle a Damián sobre eso», pensó. «Es un regalo que también podría tener».
Entonces Rodrigo respiró profundamente y se sentó en el pasto, junto a Damián.
—Tengo otro regalo que realmente quiero compartir contigo —el niño hizo una pausa y dijo una oración en silencio pidiéndole a Dios que lo ayudara a decir las palabras precisas—. Es un regalo de Dios.
Damián lo miró, confundido.
—¿Qué tipo de regalo?
—Hace algunos meses, Rebeca me invitó a ir a la escuela bíblica de vacaciones en su iglesia. El maestro nos explicó cómo Jesús, el Hijo de Dios, murió para tomar el castigo por nuestras ofensas y después resucitó de entre los muertos. Si confiamos en el Señor, Él nos da el regalo de la vida eterna. Yo decidí aceptar ese regalo y… —Rodrigo hizo una pausa—. Solo quería que sepas que puedes tenerlo también. ¡Es mucho mejor que cualquier otro regalo que alguien podría darte! Yo suelo ir a la iglesia de Rebeca todas las semanas, y tú también puedes venir algún día conmigo, para aprender más sobre Jesús, si así lo deseas.
Damián se sacudió el pasto de sus zapatos.
—Tel vez sí quiero. He oído de Jesús, pero en realidad no sé mucho de él —el niño hizo una seña al regalo que todavía no había sido abierto—. Bueno, ¿qué estás esperando? ¡Abre tu regalo!
HAZEL W. MARETT
COMPARTE EL REGALO DE JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 6:23 (NTV)
PUES LA PAGA QUE DEJA EL PECADO ES LA MUERTE, PERO EL REGALO QUE DIOS DA ES LA VIDA ETERNA POR MEDIO DE CRISTO JESÚS NUESTRO SEÑOR.
¿Has recibido el regalo de Dios de la vida eterna a través de Jesús? Si conoces a Jesús como tu Salvador, Él te ha dado ya ese regalo. El Señor te ha perdonado por las cosas malas que has hecho y promete que nunca estarás separado de Él, ni siquiera por la muerte. ¿Has compartido ese regalo con tus amigos? La vida eterna con Jesús es un regalo maravilloso que los demás pueden tener también. No tengas miedo de compartir lo que Jesús ha hecho por ti.
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