Un regalo maravilloso

—¡Mamá! Papá acaba de llegar —exclamó Milagros—. ¡Probablemente haya traído un árbol de Navidad!

Pero, cuando abrió la puerta, su padre entró y no tenía ningún árbol de Navidad.

—Lo siento, hijita —expresó papá, abrazando a Milagros—. Sé cuánto querías un árbol, pero…

Milagros se soltó del abrazo y corrió a su habitación. No tenía ganas de celebrar la Navidad. Mientras estaba en su cama, se oía el sonido de voces lejanas por el pasillo. La niña se acercó a su puerta para escuchar:

—Quisiera que pudiéramos pagar un árbol de Navidad este año —comentó su padre, que sonaba muy triste—. Ahora que falta poco para Navidad, creí que iban a bajar de precio, pero todavía estaban bastante caros. Y con todos los gastos extra que hemos tenido, no me pareció una buena idea. Pero sé que Milagros está decepcionada.

El dolor en la voz de su papá hizo a Milagros se le salieran las lágrimas. Entonces un plan comenzó a formarse en su mente. «La Navidad se trata del regalo de Dios en Jesús y del gozo que Él vino a traernos», pensó. «Quizá también pueda darles a papá y a mamá un regalo de gozo».

La niña salió para acompañar a sus padres.

—Mamá, ¿podemos sacar ese pequeño árbol de Navidad artificial que usamos el año pasado en el cuarto del hospital de mi abuelita? —preguntó.

—Claro que sí —contestó su madre, y fue a traer el árbol.

Milagros fingió emocionarse con ese arbolito.

—¡Ayúdame a decorarlo! —mientras trabajaban, Milagros continuó con su actuación de alegría—. Recuerdo cuando tú y yo salimos y compramos este adorno, papá —dijo mientras colgaba un pájaro de madera en el árbol.

—Nos divertimos tanto.

Después, el ángel que habían usado los años anteriores se veía demasiado grande para el pequeño arbolito, pero lo pusieron en la punta de todas maneras.

—Mamá y yo compramos este ángel para tu primera Navidad —le recordó papá a Milagros, tal como lo hacía todos los años.

Para cuando terminaron, papá se sentía mucho mejor de ánimo y Milagros se sorprendió al darse cuenta de que ya no estaba fingiendo que estaba feliz. Su gozo era real y empezó a anhelar que llegara la Navidad. No esperaba recibir muchos regalos, pero eso ya no era importante. Ella ya había recibido un regalo maravilloso: el gozo de hacer feliz a otra persona.

ESTHER M. BAILEY

DAR TE TRAE GOZO

VERSÍCULO CLAVE: HECHOS 20:35

DEBEN… RECORDAR LAS PALABRAS DEL SEÑOR JESÚS, QUE DIJO: «MÁS BIENAVENTURADO ES DAR QUE RECIBIR».

¿Hay algo que puedas hacer para hacer que la Navidad de otra persona sea más alegre? Quizá no recibirás todos los regalos que esperabas, pero llevar gozo a otra persona le gana a cualquier otra cosa que pudieras encontrar a los pies del árbol de Navidad. Dios trajo gozo al mundo cuando nos dio el mejor regalo de todos: Su Hijo, Jesús. Recuerda ese maravilloso regalo esta Navidad mientras buscas la manera de llevar gozo a los demás.

Clave de Hoy
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