Un pez fuera del agua
Mientras el pequeño bote de remos se mecía con el delicado movimiento del agua, Andrés observaba cómo su padre lanzaba el anzuelo.
—Papá —le dijo el niño—. No quiero ir a la nueva iglesia mañana. Todos mis amigos están en la vieja iglesia. Sé que tuvimos que mudarnos por tu trabajo, pero voy a extrañar al pastor David y a mis amigos.
El padre enrolló lentamente el hilo y miró a su hijo.
—Yo también echaré de menos a todos, pero cuando nos hayamos adaptado a nuestra nueva iglesia, haremos nuevos amigos. Tenemos que seguir adorando a Dios y aprendiendo más sobre Él.
—Pero ¿no podemos tener un culto solo nosotros en casa? —preguntó Andrés—. Podrías tocar tu guitarra y podríamos cantar. Después tú y mamá nos podrían enseñar algo de la Biblia.
—Espera un minuto —indicó su padre—. Alguien mordió el anzuelo —un minuto después, él sostenía una pequeña mojarra azul—. Parece que está demasiado pequeña y no nos sirve —comentó—. ¿Qué pasaría si dejáramos este pez en el bote y lo dejáramos ahí?
—Moriría —aseguró Andrés.
—Bueno, ¿y si, en lugar de volverlo a lanzar al agua, lleváramos el pez a otro lago y lo soltáramos ahí? —preguntó papá—. ¿Podría vivir ahí?
Andrés pensó por un momento.
—Supongo que sí, siempre y cuando no lo dejemos fuera del agua mucho tiempo.
—Bueno —declaró el padre—, nuestra familia se parece un poco al pez que fue tomado de un lago y fue puesto en otro. Estamos en un nuevo lugar, pero tenemos todo lo que necesitamos para seguir viviendo: comida, ropa, un hogar —él hizo una pausa—. Hay una cosa más que necesitamos. Necesitamos tener comunión con otros cristianos, y la iglesia es un excelente lugar para hacerlo. Si no vamos, somos como ese pez que está fuera del agua.
—No moriríamos —señaló Andrés.
—No —respondió papá—. No moriríamos inmediatamente, pero podríamos perdernos de estar en un ambiente donde podemos ser alimentados y animados espiritualmente, y en donde podemos alentar a otros.
Andrés se quedó en silencio unos momentos.
—Está bien, papá —señaló al fin, con una sonrisa traviesa—. Ya convenciste a este pez.
DANIEL A. BURNS
ADORA A DIOS CON OTRAS PERSONAS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 10:25 (NTV)
NO DEJEMOS DE CONGREGARNOS, COMO LO HACEN ALGUNOS, SINO ANIMÉMONOS UNOS A OTROS.
¿Te has sentido fuera de lugar cuando has tenido que cambiarte de iglesia? Si eres cristiano, en realidad estás fuera de lugar, como un pez fuera del agua, cuando no asistes a la iglesia. Reunirnos con otros cristianos es una parte importante de la adoración a Dios y del crecimiento de nuestra fe. Cuando tengas que mudarte a otra iglesia, podría pasar un tiempo antes de que te sientas en casa ahí, pero con la ayuda de Dios puedes hacer esa transición.
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