Un motivo para celebrar

—¡Abuelito, mira ese! —exclamó Estuardo al ver que un montón de chispas de colores llenaban el cielo. El niño observó, asombrado, mientras las chispitas comenzaron a girar y a entretejer patrones de colores en el cielo, antes de bajar a la tierra—. Ese ha sido el menor, hasta ahora.

La presentación de fuegos artificiales era espectacular. Entre los gemidos de asombro de la multitud, una variedad de rojos, verdes, amarillos, azules y brillantes blancos encendían el cielo.

Después del gran final, el abuelo y su nieto se pusieron de pie y se estiraron.

—¿Sabes por qué celebramos el Cuatro de Julio? —preguntó el anciano.

—Claro —respondió Estuardo mientras caminaban de regreso al automóvil—. Es un día especial que apartamos para celebrar nuestra independencia y libertad.

Su abuelo asintió.

—Vivimos en un país en el que podemos elegir qué clase de trabajo queremos hacer, viajar a donde queramos, decir lo que pensamos, votar por quienes queremos que sean elegidos y reunirnos para adorar a Dios en público. No todos tienen esos privilegios.

—Lo sé, abuelito —aseguró Estuardo—. Me alegra que podamos hacer esas cosas aquí.

—Yo también —afirmó el abuelo. Después de un momento, agregó—: Pero ¿sabías, hijo, que la mayor libertad que alguien puede tener está disponible para las personas de cualquier país del mundo?

—¿De verdad? —preguntó el niño.

El abuelo asintió.

—Lamentablemente, muchas personas no conocen esa libertad —explicó—. Me refiero a la libertad que Jesucristo nos da a todos los que confiamos en Él. Cuando ponemos nuestra confianza en Jesús para que nos perdone de todas las cosas malas que hemos hecho y para que sea nuestro Salvador, Él nos convierte en Sus hijos y nos libera del poder y el castigo del pecado. Esa es la libertad más espectacular que una persona puede tener.

—Entonces también deberíamos celebrar eso —opinó Estuardo con una sonrisa—. ¿Podemos tener fuegos artificiales también mañana?

El abuelo rio.

—Quizá no sea mala idea. Sin duda, deberíamos dejar que el mundo conozca sobre esta libertad y que cuenten a las personas que también la pueden disfrutar. Está bien. Tendremos que pensar en una buena manera de celebrar nuestra libertad en Cristo, ¡y celebremos!

LINDA E. KNIGHT

CELEBRA LA LIBERTAD EN CRISTO

VERSÍCULO CLAVE: JUAN 8:36

SI EL HIJO [JESÚS] LOS HACE LIBRES, USTEDES SERÁN REALMENTE LIBRES.

¿Celebras la libertad del pecado que da Jesús? Si lo conoces como tu Salvador, eres verdaderamente salvo, es decir, ya no estás gobernado por el pecado y eres libre de su castigo. ¡Ese es un motivo para celebrar! Habla sobre tu libertad en Cristo como lo haces con las demás libertades que disfrutas. ¡Cuéntales a los demás que también pueden tener libertad!

Clave de Hoy
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