Un amor que no falla
—¡Por favor, no se lo digas a papá! —le rogó Elián a su hermana, mientras metía su examen de ciencias en su mochila—. No esperaba sacar una nota alta pero tampoco creí que sería tan mala. Hice mi mejor esfuerzo. Prométeme que no se lo dirás.
—No se lo diré —aseguró Miriam—. Pero mamá y papá se van a enterar de todas maneras.
Cuando llegaron a la casa, Elián se retiró a su habitación y se quedó ahí hasta que su mamá lo llamó para la cena.
—Recibí un correo electrónico de tu maestra de ciencias —le comentó su madre cuando el niño se acercó a la mesa—. Se dio cuenta de que te puso la nota equivocada en tu examen. En realidad, has mejorado bastante desde la última vez.
Elián se levantó de su silla de un brinco y sacó su examen.
—¡Lo sabía! ¡Sabía que me había ido mejor que esto!
Su padre tomó el examen y lo observó.
—Bueno, me alegra que esta no sea la calificación correcta, pero ¿por qué no nos mostraste antes el examen?
—Estaba tratando de mejorar, pero ese examen dice que empeoré, así que creí que estarían enojados conmigo por sacar una nota tan baja.
—Oh, hijo, nos hubiéramos preocupado, no enojado —declaró mamá—. Sabemos cuánto te has esforzado y estamos orgullosos de ti.
—Las calificaciones son una medida del progreso que estás haciendo —explicó papá—, pero no son una medida de nuestro amor. Eres nuestro hijo y siempre te amaremos.
Miriam sonrió a su hermano.
—Mi maestra de escuela dominical dice que Dios también es así. Nos ama, incluso si fallamos.
—Eso es verdad —afirmó su madre—. Si Dios nos enviara libretas de calificaciones, ¿cuán altas crees que serían tus notas?
—Eh, no sé. Probablemente no tan altas —contestó Elián.
—No serían altas para nada —admitió su padre—. Nadie alcanzaría la calificación necesaria. Por eso Jesús murió por nuestros pecados, ¡para darnos Su nota perfecta en lugar de nuestra calificación reprobada! Tanto así nos ama. Nuestro amor por ti no está basado en lo bien que te vaya en la escuela, hijo, y el amor de Dios por nosotros no está basado en lo bien que nos vaya en la vida.
—Correcto —señaló mamá—. De hecho, las veces que fallamos muchas veces son las que nos ayudan a reconocer nuestra necesidad de Jesús, son las veces en que más sentimos Su amor.
GAIL L. JENNER
EL AMOR DE DIOS NUNCA SE ACABA
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 103:14
PORQUE ÉL SABE DE QUÉ ESTAMOS HECHOS, SE ACUERDA DE QUE SOLO SOMOS POLVO.
¿Tienes miedo de que Dios no te ame tanto si fallas en algo? Él te ama tanto que Jesús murió por ti cuando todavía estabas atrapado en el pecado, y nunca te amará menos, pase lo que pase. Si has puesto tu confianza en Jesús, el Señor te ayudará a vivir como Él quiere que vivas, pero eso no significa que serás perfecto. Cuando necesites perdón, pídeselo, recordando que eres un hijo o hija de Dios, ¡y Él te ama mucho!
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