Trasplantados para crecer

Agustín suspiró mientras dejaba caer su mochila en el piso de la cocina, antes de sentarse a la mesa. Su familia se había mudado recientemente y extrañaba a su vieja escuela y a todos los amigos que había dejado atrás.

—¿Te fue bien? —le preguntó su madre. Agustín negó con la cabeza—. Sé que es difícil para ti, hijo —expresó mamá—. Toma tiempo ajustarse.

—Supongo —balbuceó el niño—. Pero creo que nunca me va a caer tan bien mi maestra, como me caía el señor Peñafiel. ¡Y aquí los niños juegan cosas que nunca he oído en mi vida!

—Bueno, dale una oportunidad a tu nueva escuela —sugirió su madre—. Solo has ido un par de días. Y recuerda que Jesús está tan cerca de ti como lo estaba antes. Confía en el Señor, Él puede ayudarte —ella abrió la puerta del patio—. Hablando de ayuda, ¿quieres ayudarme a llenar las macetas con las flores que compré hoy?

—Bueno —contestó Agustín.

Así que se pusieron manos a la obra y, cuando terminaron de sembrar, el niño se puso de pie y admiró las coloridas petunias y los geranios.

Al día siguiente, cuando Agustín llegó a casa, después de la escuela, las plantas estaban decaídas.

—Mamá, ¿qué les pasa a las flores que sembramos?

—Sus raíces se afectaron cuando las trasplantamos —explicó su padre—. Pero van a estar bien. Se ajustarán y pronto se verán mejor que antes —ella sonrió a su hijo—. ¿Cómo te fue hoy?

—A ver… —Agustín hizo una pausa para recordar las cosas que habían pasado ese día. Su maestra le había felicitado cuando le devolvió calificada su tarea de matemáticas y dos niños le invitaron a jugar baloncesto con ellos en el recreo.

—¿Sabes una cosa? —dijo el niño—. Creo que soy como esas flores. Mudarnos acá me afectó, pero me estoy ajustando.

—Muy bien —su mamá sonrió—. Piénsalo de este modo: les damos a nuestras flores todo lo que necesitan en sus nuevas macetas porque queremos que crezcan. ¡Y Dios nos ama mucho más de lo que nosotros podríamos amar las flores! Él también nos da a Sus hijos todo lo que necesitamos. Jesús nos ha dado el Espíritu Santo para ayudarnos y siempre está con nosotros. El Señor está a nuestro lado en esta transición. Sigue hablando de esto con Jesús y confía en que Él te ayudará a crecer.

Carolyn E. Yost

CONFÍA EN DIOS EN TIEMPOS DE CAMBIO

 VERSÍCULO CLAVE: Mateo 28:20

YO ESTOY CON USTEDES TODOS LOS DÍAS, HASTA EL FIN DEL MUNDO.

¿Algún cambio reciente en tu vida te hizo sentir afectado y afligido? Es normal que te sientas triste o solo cuando dejas atrás tu mundo conocido para aventurarte en lo nuevo y desconocido. Sé paciente y confía en que Jesús te ayudará a ajustarte a tu nueva situación y la usará para ayudarte a crecer. El Señor no ha cambiado y nunca cambiará; Él siempre cuidará de ti y estará contigo, pase lo que pase.

Clave de Hoy
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