Tras bastidores
Manuel corrió al escenario, puso la utilería en su lugar, recogió lo que no tenía que estar ahí y se apresuró a salir de ahí. Él era el jefe de utilería para la obra de teatro organizada por el grupo de jóvenes de la iglesia.
Cuando terminó la obra, Manuel terminó el trabajo que tenía que hacer y tomó su chaqueta. Suspiró profundamente mientras salía del auditorio y bajaba por las gradas de la iglesia.
En eso se encontró con el pastor Moncayo, que subía por las gradas. “¡Felicidades por tu excelente trabajo en la obra de teatro!”, expresó. “Pero ¿por qué suspiras así? ¿Estás cansado?”
“Sí, supongo que sí”, contestó Manuel. “Cansado y desanimado por… por otras cosas”.
“Lo siento mucho”, señaló el pastor. “¿Quisieras contarme qué sucede?”
Manuel se encogió de hombros, pero luego decidió compartir su problema. “Es mi papá”, confesó. “Mamá y yo somos salvos, pero papá, no. No quiero que él se…” Manuel vaciló. “No quiero que se pierda para toda la eternidad. Mi madre y yo hemos orado y orado por mi papá, y sé que usted y la gente de la iglesia también, pero no ha servido de nada. Seguimos tratando de ayudarle a entender lo que Jesús hizo por él, pero todo sigue igual”.
“Espera un momento, Manuel”, indicó el pastor Moncayo. “¿Cómo sabes que nuestras oraciones no han servido de nada? ¿Cómo sabes que tu papá sigue igual?”
Manuel se sorprendió. “Bueno, yo no he visto ningún cambio”, comentó.
“Pero no puedes ver dentro de su corazón, Manuel”, le recordó el pastor Moncayo. “Es como la obra de teatro en la que acabas esforzarte tanto. La audiencia no podía ver todo el trabajo tras bastidores que tuvo lugar para hacer que la obra fuera un éxito”.
Manuel recordó todos los ensayos y las carreras para arreglar el escenario mientras la cortina estaba cerrada.
“Con frecuencia, Dios también obra tras bastidores”, continuó el pastor Moncayo. “Nuestras oraciones y nuestro testimonio son parte de las cosas que no vemos y que producirán resultados al final”.
Manuel asintió. “Entonces, debemos perseverar, ¿cierto?”
“Sí”, aseguró el pastor Moncayo. “Persevera y confía en que Dios realizará los cambios, de acuerdo a Su voluntad”. – A. W. SMITH
DIOS ESTÁ OBRANDO, ASÍ QUE NO DEJES DE ORAR
VERSÍCULO CLAVE: . 1 CORINTIOS 3:6 (NTV)
YO PLANTÉ LA SEMILLA EN SUS CORAZONES, Y APOLOS LA REGÓ, PERO FUE DIOS QUIEN LA HIZO CRECER.
¿Te desanima no ver las respuestas a tus oraciones? ¿Te has esforzado por hablar a alguien de Jesús, pero parece que no hay ninguna diferencia? No te des por vencido. No sabes lo que Dios ha estado haciendo en el corazón de esa persona. Podría tomar un tiempo para que esa persona se entregue a Jesús, pero sigue dando testimonio orando. Confía en Dios para los resultados.
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