Totalmente limpio
Belén roció el líquido limpiador en el pizarrón de tiza líquida en la habitación donde tenía sus clases de educación en casa. Después sacó un trapo y limpió todas las manchas de colores que habían quedado por el uso de los marcadores.
—Qué bien —expresó—. Eso está mejor. El borrador no quita todas las señales de los marcadores, ¡pero sale todo cuando limpio la pizarra!
Su madre sonrió.
—Se ve como nueva.
Esa noche, durante el devocional familiar, tal como lo había hecho por los últimos días, Belén oró pidiendo perdón por mentirles a sus padres la semana anterior.
—Estoy muy arrepentida de haber hecho eso, Señor —oró—. Por favor, perdóname y ayúdame a no volverlo a hacer.
Una vez más, papá y mamá le aseguraron a Belén que ellos la habían perdonado y Dios, también. Pero ella no estaba tan segura.
—Cuando alguien me pide que le perdone por algo, yo digo que sí, pero a veces me cuesta olvidarlo —les contó a sus padres—. Solo quiero estar segura de que Dios sepa que realmente lo siento.
Más tarde, esa misma noche, Belén se sorprendió cuando su madre le sugirió que fuera a limpiar su pizarrón de tiza líquida antes de acostarse.
—Lo limpié después de las clases de hoy —indicó Belén—. Está limpio.
—Bueno, ¿por qué no lo vuelves a limpiar, por si acaso? —le preguntó mamá.
—¡Pero ni siquiera lo he usado desde que lo limpié! Si hubiera acabado de borrarlo, probablemente podrían ver algunas manchas. A veces hasta se puede ver qué palabras estaban ahí escritas. Pero lo lavé con el líquido limpiador. Tú misma dijiste que se veía como nuevo.
Su madre asintió.
—Cuando confesamos un pecado a otra persona, es como borrar tu pizarra. Las personas generalmente nos perdonan, pero a veces les cuenta olvidarlo, y lo mismo nos pasa a nosotros. Pero Dios no es así. Cuando le confesamos un pecado, es como usar el líquido limpiador en tu pizarrón. Nuestro pecado queda borrado por completo, ¡cada manchita desaparece! Y Dios promete que no solo nos perdona ese pecado, sino que Él nos ve como si estuviéramos totalmente limpios y como si fuéramos nuevos otra vez.
A Belén le gustó esa idea. Y, al día siguiente, cuando oró durante el devocional, omitió su confesión habitual por la mentira. Dios ya había perdonado y olvidado ese pecado. Lo único que tenía que hacer era recordar Sus promesas.
NANCE E. KEYES
DIOS PERDONA EL PECADO
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 1:9
SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, ÉL ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONARNOS LOS PECADOS Y PARA LIMPIARNOS DE TODA MALDAD.
¿Alguna vez has sentido que necesitas seguir pidiéndole a Dios que te perdone por algo malo que hiciste? No necesitas hacerlo. La Biblia usa varias ilustraciones para demostrar que el Señor perdona tus pecados: los echa a las profundidades del mar (Miqueas 7:19), los lava (Salmo 51:7), los quita y los olvida (Hebreos 8:12). Cree lo que Dios dice. Confiesa tu pecado y luego confía en que el Señor te perdonará.
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