Todavía no he terminado
“Esta vieja mesa que solía ser de la abuela está en muy mal estado”, comentó Cristian mientras su padre extendía el removedor de barniz en la superficie de la mesa. “Y creo que estás haciendo que se vea peor, no mejor”.
“¡Oye! Todavía no he terminado de repararla”, aseguró papá.
Al día siguiente, Cristian observó cómo su padre trabajaba nuevamente en la mesa. Esta vez la estaba lijando. “Todavía se ve bastante mal”, opinó el niño.
“Todavía no termino con la mesa, ¿sabías?”, contestó papá.
Cuando el padre aplicó la pintura, al día siguiente, la mesa comenzó a tener un mejor aspecto. “Tal vez sí quede bien, después de todo”, afirmó Cristian. Pero para su sorpresa, al día siguiente, ¡papá comenzó a lijar otra vez el tablero de la mesa! “Papá”, exclamó el niño, “¡vas a arruinarla!”
“Siéntela”, sugirió su padre. Cristian pasó su mano por el tablero.
“Todavía está áspero”, indicó. “Creo que sí necesita que lo alise un poco más”.
Un par de días después, la mesa quedó terminada por completo. “Buen trabajo, papá”, le felicitó el hijo.
El padre sonrió. “Tú y yo nos parecemos mucho a esta mesa”.
Cristian rio. “¡Espero que no uses conmigo el papel de lija!”
“Eh”. Papá se rascó la quijada, fingiendo que consideraba esa opción y luego dio una palmadita cariñosa a su hijo en el hombro. “Cuando nos hacemos cristianos, no somos perfectos, ¿cierto?”
“¡Definitivamente no!”, dijo Cristian.
“Debido a que somos imperfectos, con frecuencia somos impacientes con nuestro crecimiento espiritual, impacientes con nosotros mismos y con otros”, continuó papá. “Tenemos que recordar que Dios no ha terminado todavía con ninguno de nosotros. Él nos salvó y está obrando en nosotros al igual que yo trabajaba en la mesa. Usa todo tipo de cosas para limar nuestras asperezas y hacernos más como Jesús. A veces son cosas difíciles”.
“Como la vez que me rompí el brazo, ¿cierto?”, preguntó Cristian.
Papá asintió. “Pero también pueden ser cosas buenas, como la diversión que tuviste en el campamento durante las vacaciones al hacer nuevos amigos y aprender sobre Dios”. El padre pasó su mano sobre la superficie de la mesa. “Nunca seremos perfectos en nuestras vidas aquí en la tierra, pero podemos confiar en que Dios usará todas las circunstancias que afrontemos para ayudarnos a crecer en nuestro caminar con Él”. — RUTH I. JAY
CRECE A TRAVÉS DE TODAS LAS CIRCUNSTANCIAS
VERSÍCULO CLAVE: JOB 23:10
CUANDO ME HAYA PROBADO, SALDRÉ COMO EL ORO.
¿Has experimentado algo que te haya ayudado a crecer en tu caminar con Jesús? Quizá sea algo bueno, como pasar tiempo en la naturaleza para disfrutar de Su creación. O a lo mejor fue algo difícil, como un divorcio o una muerte en tu familia. Sea lo que sea que tengas que vivir, recuerda que Jesús siempre está contigo. Él puede usar cualquier situación para ayudarte a crecer y hacerte más como Él.
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