Tiempos turbulentos
Lino observaba cómo las sombras titilaban en el techo de su habitación. Podía escuchar a sus hermanos menores que roncaban mas allá del pasillo. Pero él estaba bien despierto; su corazón se sentía pesado y frío como una roca.
Sus padres normalmente apagaban las noticias cuando él entraba a la habitación, pero esa noche lo dejaron mirar. Ahora quería no haberlo hecho. No podía olvidar las caras de las personas a las que llamaban refugiados, que habían huido de sus hogares para evitar la guerra. Algunos habían perdido sus familias. Se veían asustados y eso hizo que Lino se asustara. Y que se pusiera triste. Quería ayudar, pero ¿qué podría hacer? Solo era un niño que vivía al otro lado del mundo.
Lino seguía despierto cuando su padre vino a ver cómo estaba.
—¿Te está costando dormir? —le preguntó, sentándose en el filo de la cama.
—No puedo dejar de pensar en los refugiados —le contó Lino, tratando de contener las lágrimas—. ¿Por qué Dios dejaría que algo así pase? ¿Por qué no hace algo?
La mano tibia de papá descansaba en el hombro de su hijo.
—Esas son preguntas muy grandes, amiguito. Parte de la respuesta es que, a pesar de que no podemos ver lo que Dios está haciendo, eso no significa que no le importe o que no esté trabajando. Podemos confiar en que Dios, que envió a Su propio Hijo a morir por nosotros para que podamos ser salvos, nos ama mucho a todos.
—¿Y cuál es el resto de la respuesta? —preguntó Lino, ansioso por escuchar cómo Dios arreglaría todo para los refugiados lo más pronto posible.
El padre pensó por un momento.
—Oremos juntos. Pidámosle a Dios que nos muestre si hay una manera en la que podamos ayudar a los refugiados. Y pidámosle que actúe a favor de ellos, que los proteja y use la situación para traer algo bueno en Su Reino.
—¿Eso es todo? —preguntó Lino decepcionado. No le parecía suficiente.
Papá asintió.
—La oración es poderosa, hijo. Dios trabaja por medio de las oraciones de Su pueblo para ayudar a las personas necesitadas, para sanar a los que sufren y para atraer a las personas a Jesús.
Mientras el padre oraba por los refugiados, Lino escuchaba. La ansiedad de su corazón fue lentamente reemplazada con algo más calmado. No quería olvidarse de los refugiados, pero sabía que sentir miedo y preocuparse no los ayudaría. En lugar de eso, dio gracias a Dios por su familia y su hogar seguro, y oró para que Dios también encuentre hogares seguros para los refugiados.
CHRISTA HOGAN
ORA POR LOS NECESITADOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 10:14 (NTV)
TÚ VES LOS PROBLEMAS Y EL DOLOR… LOS INDEFENSOS DEPOSITAN SU CONFIANZA EN TI; TÚ DEFIENDES A LOS HUÉRFANOS.
¿Te sientes abrumado por los eventos trágicos en el mundo? ¿Quisieras poder ayudar a los que sufren? Puedes orar. Dios ama a todas las personas y puede usar cualquier situación para traer algo bueno a sus vidas. Pídele al Señor que ayude a quienes sufren y que les muestre Su amor. Después pídele a un adulto si pudieras hacer algo más para hacer la diferencia en sus vidas.
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