Tesoro en el cielo

Amelia miró su camiseta y sus pantalones salpicados con pintura y sacudió su cabeza.

—Estoy tratando de hacer que la pintura vaya solo a la pared.

Su padre sonrió.

—Yo también, pero mira mi cabello.

La niña abrió los ojos por la sorpresa.

—¿Y si nunca sale el azul?

—Entonces supongo que tendré cabello azul —bromeó papá.

—Parece que ustedes dos se están divirtiendo aquí —mamá se asomó a la puerta—. ¿Les molesta si los acompaño?

Amelia miró a su madre y rio.

—Tienes pintura rosada en tu cabello.

—¿De veras? —mamá haló hacia adelante su coleta para ver—. Oh, bueno, se irá cuando me lo lave.

Amelia mojó su rodillo en la bandeja de pintura.

—No sabía que pintar podía ser tan divertido.

—Lo sé —afirmó su madre—. Creo que en parte es porque sabemos que lo hacemos para alguien más. Me muero por ver las caras de tus primos cuando vean las paredes recién pintadas.

Papá asintió.

—Se siente bien hacer esto para tu tía después de todo lo que ha vivido últimamente.

—Se siente como la Navidad —comentó Amelia mientras aplicaba más pintura con el rodillo en la pared—. Creó que solo podía sentirme así cuando yo recibía algo.

—Bueno, de cierta manera, sí estás recibiendo algo —aseguró su padre—. ¿Sabías que la Biblia dice que no guardemos tesoros en la tierra, sino en el cielo? Hoy, al ayudar a tu tía y a tus primos de este modo, estás acumulando tesoros en el cielo.

—¿Guardamos tesoros en el cielo cuando hacemos cosas buenas para otras personas? —preguntó Amelia.

Papá asintió.

—La Biblia nos recuerda que nos tesoros terrenales no duran para siempre, pero Jesús nos amó tanto que murió y resucitó para que podamos ser parte de Su reino eterno. Cuando hacemos cosas buenas por otros para demostrarles el amor del Señor, Dios promete usar nuestras obras amorosas para construir Su Reino. Es una manera en la que guardamos tesoros que perduran.

—Quisiera hacer cosas así más a menudo —expresó Amelia.

—Creo que sería una gran idea —declaró su madre—. Podemos encontrar otras maneras de compartir el amor de Dios como familia.

Amelia sonrió mientras ponía una capa más de pintura en la pared, porque sabía que a sus primos les iba a encantar su nueva habitación. Se moría por hacer aun más cosas para servir a otros y guardar tesoros en el cielo.

BETHANY ACKER

HAZ EL BIEN A LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:16

NO SE OLVIDEN USTEDES DE HACER EL BIEN Y DE LA AYUDA MUTUA, PORQUE DE TALES SACRIFICIOS SE AGRADA DIOS.

¿Alguna vez te has tomado el tiempo para hacer cosas buenas por otros? Cuando sirves a los demás para demostrarles el amor de Jesús, estás acumulando tesoros en el cielo, ¡donde perduran para siempre! Confía en que Dios te ayudará a guardar tesoros celestiales al mantener tu enfoque en Jesús y Su Reino, y al demostrar Su amor a los demás.

Clave de Hoy
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