Tantas preocupaciones
Lili se preocupaba por todo. Un día, en el recreo, estaba tan preocupada que se sentó en un columpio mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. Su amiga Ana se sentó a su lado.
—¿Por qué estás llorando?
—Estoy preocupada.
—¿Por qué?
Lili se secó las lágrimas.
—Por todo. Me preocupa nuestro examen de ortografía y mi cita con el dentista mañana… ¡y me preocupa que nunca voy a dejar de preocuparme!
Después de una pausa, Anna dijo:
—¿Quieres ir conmigo a la iglesia esta noche?
—¿Esta noche? —Lili frunció el ceño. Nunca había ido a la iglesia—. Creí que la iglesia solo abría los domingos.
—Tenemos club infantil los miércoles. Pídeles permiso a tus padres. ¡Será divertido!
Lili no estaba segura de cómo la iglesia podría ayudar con sus preocupaciones. Hasta el momento, la invitación de Ana solo le preocupaba más. Pero Ana era una buena amiga, así que ella supuso que no perdía nada pidiendo permiso. Sus padres dijeron que sí, así que Lili fue a la iglesia con Ana. Cuando Lili notó que los otros niños ya se conocían, se llenó de preocupación otra vez. Pero, en poco tiempo, esa preocupación fue reemplazada con diversión. Cantaron y jugaron.
Entonces, el pastor del ministerio infantil, el pastor Claudio, les habló de un hombre llamado Jesús. Y también habló de la preocupación.
—Cuando Jesús enseñó sobre la preocupación, les mencionó los pajaritos. ¿Acaso las aves se preocupan por lo que van a comer o qué ropa se van a poner?
—No —respondieron todos los niños, excepto Lili. Estaba muy ocupada pensando.
—Pero Dios los creó y cuida de ellos. ¿Crees que eres más importante que los pájaros?
—¡Sí!
—Entonces, ¿tenemos que preocuparnos por lo que va a pasar? ¿O podemos confiar en que Dios cuidará de nosotros?
—Podemos confiar en Dios —Lili se sorprendió al oír su propia voz.
—Jesús quiere que nos acerquemos a Él —explicó el pastor Claudio—. Él promete darnos descanso.
Lili se preguntaba cómo se sentiría experimentar ese descanso. Ella quería aprender más sobre Jesús. Después que el pastor Claudio terminó de hablar, Lili sabía qué hacer.
—Quiero hablar con el pastor —le dijo a Ana—. ¿Me acompañas?
Ana sonrió.
—Por supuesto.
BECCA WIERWILLE
CAMBIA TU PREOCUPACIÓN POR EL DESCANSO DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 11:28 (NTV)
LUEGO DIJO JESÚS: «VENGAN A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN CANSADOS Y LLEVAN CARGAS PESADAS, Y YO LES DARÉ DESCANSO».
¿Alguna vez has sentido que tu mente estaba llena de preocupaciones? Cada día nos trae suficientes cosas de las cuales preocuparnos, pero Jesús nos enseña que la preocupación no cambiará nada. Más bien, podemos confiar en que Dios cuidará de nosotros. Podemos entregarle nuestras preocupaciones a Jesús, quien nos ama tanto que murió por nosotros y promete que nos dará descanso. ¿Qué preocupaciones puedes entregarle hoy a Jesús? Deja que Él las lleve por ti y, si todavía te sientes cargado por la preocupación, cuéntaselo a un adulto de confianza para que te ayude.
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