Sostener la correa
—¡Mamá! ¡Mira qué bien está caminando Raquel! —gritó Daniela mientras subía en su patineta.
—Sí, ¡ya es una niña grande! —comentó su madre mientras sonreía al mirar a la hermanita de Daniela, que tenía un año de edad. Mamá sostuvo la pequeña mano de Raquel y observaba de cerca sus pasitos de bebé. En su otra mano, la madre sostenía la correa de su enorme perro labrador de color chocolate. Caminaban lentamente por la vereda mientras Daniela iba y venía a toda velocidad en su patineta.
Entonces Raquel estiró su bracito libre para tratar de agarrar la correa del perro.
—Mira, mamá —indicó Daniela—. ¡Raquel quiere sostener la correa de Hershey!
La madre rio.
—Está bien, hijita, pero de ninguna manera te dejaré que la sostengas sola —mamá siguió sosteniendo fuertemente la correa mientras guiaba la mano izquierda de Raquel para tomar el mango de la correa. La mano derecha de la pequeña seguía fuertemente sujetada por su madre.
Raquel soltó una risita y sonrió.
—Qué gracioso, mamá —opinó Daniela—. ¡Ella realmente cree que está paseando al gran perro!
—Sí —afirmó su madre—. Ella no sabe que Hershey podría arrastrarla fácilmente. Yo soy la que en verdad controla el perro, porque soy lo suficientemente fuerte como para evitar que hale a tu hermanita. Y, además, estoy sujetando su otra mano; entonces, si llegara a caer, puedo mantenerla en pie.
Después de terminar su paseo, Daniela guardó su patineta en el garaje y su mamá le dijo:
—¿Sabes, hija? Ese paseo con Raquel y Hershey me recuerda a nosotros y a Dios.
—¿A qué te refieres? —preguntó Daniela.
—Bueno, muchas veces en la vida, afrontamos situaciones mucho más grandes de lo que podemos sostener, así como una pequeñita de 10 kilogramos no podría con un enorme perro de 45 kilogramos. Pero Dios es más poderoso que cualquier cosa que afrontemos, y Él promete que jamás dejará a Sus hijos —mamá suspiró—. Tú sabes que ahora estamos pasando por tiempos difíciles en nuestra familia.
Daniela asintió en silencio.
—Ahora que tu papá no está aquí, las cosas parecen demasiado grandes para soportarlas, ¿no te parece?
La niña volvió a asentir y su madre la acercó para darle un abrazo.
—Pero así como yo no dejaría que Raquel sostenga sola la correa de Hershey, Jesús no nos dejará caminar solas por estos tiempos difíciles. Él está aquí con nosotras, sosteniéndonos en Su mano. Podemos confiar en el Señor, aun cuando no sepamos qué sucederá en el futuro. — KAREN MCMILLAN
DIOS TIENE EL CONTROL
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 73:23
SIN EMBARGO, YO SIEMPRE ESTOY CONTIGO; TÚ ME HAS TOMADO DE LA MANO DERECHA.
¿Estás afrontando alguna circunstancia difícil y no sabes cómo lidiar con ella? ¿Tu vida parece fuera de control? Puedes tener la confianza de que Dios SIEMPRE tiene el control. Nada es demasiado grande para Él. Si eres Su hijo o hija, es decir, si conoces a Jesús como tu Salvador, Él te sostiene firmemente de la mano. Puedes confiar en que Dios cuidará de ti.
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