Solo una probadita
Abel entró a la cocina y espió un plato que tenía una variedad de dulces sobre el mesón. «¡Oh, esos dulces se ven dan buenos!». El niño miró el reloj. No tenía permitido comer ningún bocadillo cuando faltaba tan poco para la cena, pero su madre estaba en el piso de arriba. El niño se acercó y miró nuevamente los dulces. Entonces estiró su brazo y tomó uno. «Este es verde. Me pregunto si es de menta». Él lo olió, después rompió una esquinita y lo probó. Era tan bueno como se veía. En pocos segundos, todo el dulce desapareció.
«Debo probar también ese dulce de mantequilla», decidió Abel. Estaba delicioso, y cuando terminó de comerlo, el niño probó un crocante de maní. Antes de darse cuenta, había comido algunos dulces, así que movió un poco los que quedaban, para que el plato no se viera tan vacío. Después fue a su habitación.
Cuando Abel se sentó a la mesa para cenar, unos minutos después, regresó a ver al mesón de la cocina. El plato con los dulces no estaba a la vista, pero después que todos comieron, su madre dijo:
—Esperen a ver lo que nos dieron nuestros vecinos —ella regresó a la cocina y trajo de regreso el plato con los dulces—. La señora Jeong los hizo —indicó mamá—. Creí que el plato estaba más lleno, pero ¿no les parece hermoso? Comamos algunos dulces como postre.
Abel trató de mostrarse sorprendido, al igual que el resto de la familia, pero se sentía muy culpable… ¡y lleno! Cuando el plato llegó a su puesto, las lágrimas llenaron los ojos del niño.
—Ya no puedo comer más —y entonces confesó—. Lo siento —expresó Abel cuando terminó—. No fue mi intención. Solo quería mirarlo.
Su madre asintió.
—Abel, ¿te tas cuenta de cómo caíste en la tentación poquito a poquito? ¿Cómo una mirada te llevó a tocar, a probar y a comer? Así trabaja Satanás. Él hace que caigas poquito a poquito, para que no parezca algo tan malo. El diablo también hace lo mismo con otras cosas que nos tientan, no solo con los dulces. Debemos resistir a Satanás, y la mejor manera de hacerlo es recordar que pertenecemos a Jesús, quien nos ha liberado del pecado y nos ha dado el poder de decirle no a la tentación y rehusarnos a dar tan solo una probadita.
HAZEL W. MARETT
RESISTE A LA TENTACIÓN
VERSÍCULO CLAVE: SANTIAGO 4:7
SOMÉTANSE A DIOS. RESISTAN, PUES, AL DIABLO Y HUIRÁ DE USTEDES.
¿Hay cosas que te tientan que no parecen tan malas? ¿Tal vez mirar solo el comienzo de una película que tus padres te dijeron que no vieras? ¿O dar un pequeño vistazo a fotografías sugestivas en Internet? ¡Ten mucho cuidado! Satanás quiere que solo pruebes un poquito. Sabe que la próxima vez vas a querer probar un poquito más. Pero si conoces a Jesús, Satanás no tiene ningún poder sobre ti, y puedes resistirlo. Dile no al pecado desde el comienzo.
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