Sin engaños
Avelina bostezó al entrar en la cocina. Su hermano Javier la miraba con picardía antes de ver por la ventana.
—Oye, Avelina, ¿cómo terminó tu bicicleta en el techo del garaje? —preguntó.
—¿Qué? —la niña corrió a la ventana para verlo con sus ojos—. ¿Dónde?
—¡Por inocente! —Javier rio entusiasmado—. ¡Caíste!
Avelina sonrió y golpeó cariñosamente a su hermano en el brazo mientras se sentaban a comer. Durante la cena, los niños le contaron a su papá sobre las bromas que los niños se hacían unos a otros por el día de los inocentes en la escuela.
—Es divertido tener un día donde todos hacen ese tipo de bromas —comentó Javier.
—Siempre y cuando nadie lleve las bromas demasiado lejos —opinó el padre.
—Nadie lo hizo —le aseguró Avelina—, y todos esperaban que hubiera bromas, ya que era el día de los inocentes —ella hizo una pausa para comer un bocado de brócoli—. Pero hay gente como Luisa. Hoy estaba de sonrisas y dulzura con la señora Palomino durante la clase de matemáticas, pero después habló muy mal de ella en el recreo. A veces no sé qué pensar de ella. Dice que es cristiana, pero a veces no actúa como una. Es como si estuviera engañando a la gente.
Papá frunció el ceño.
—Me vienen a la mente tres personas que están aquí y que no siempre actúan como cristianos. No lo olvidemos. Es posible que cualquiera de nosotros engañe a otros.
—Pero también he visto a Luisa hacer esas cosas —agregó Javier—. Ella actúa de un modo con los maestros y de uno completamente distinto cuando no la están viendo. Es difícil confiar en ella.
Avelina asintió.
—Parecería que ella tiene otra cara que solo algunos podemos ver.
—Bueno, si lo que dicen es verdad, eso no significa que no sea cristiana —explicó el padre—. A todos nos cuesta hacer lo que es correcto en algunas áreas de nuestras vidas. Pero si alguno de nosotros trata de engañar a las personas para que crean que somos cristianos, cuando no lo somos, hay alguien que nunca puede ser engañado. Dios sabe exactamente lo que hay en nuestros corazones. No podemos esconderle nada, y no tenemos que hacerlo, porque Jesús murió por nosotros, para que todas nuestras ofensas pudieran ser perdonadas. Ahora oremos por Luisa y pensemos en las formas en que podemos demostrarle amor y apoyo, en lugar de hablar de ella.
Hazel W. Marett
ES IMPOSIBLE ENGAÑAR A DIOS
VERSÍCULO CLAVE: Gálatas 6:7
NO SE DEJEN ENGAÑAR, DE DIOS NADIE SE BURLA.
¿Estás tratando de engañar a alguien para que crea que eres cristiano? Puede que logres engañar a tus padres, a tu pastor, a tus maestros o a tus compañeros, pero nunca podrás engañar a Dios. Él sabe exactamente lo que hay en tu corazón, y te ofrece gracia y perdón. Admite tu necesidad de un Salvador y confía en Jesús hoy mismo. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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