Sigue siendo un cuco
—Dime, ¿qué es lo que ves? —preguntó papá.
Magdalena se había trepado al soporte del columpio y, sostenida del marco, observaba con un par de binoculares.
—Un pájaro que no reconozco acaba de volar a ese árbol —contestó la niña, apuntando a un arce muy alto—. Me pareció que podría ser un cuco.
—Lo dudo —opinó su padre—. No creo que tengamos cucos en esta zona.
—¡Espero que no! Aprendimos sobre esos pájaros en la escuela. Ellos se meten en los nidos de otras aves y ponen sus huevos ahí, junto a los huevos del otro pájaro. Los cucos son demasiado perezosos para construir sus propios nidos, empollar sus propios huevos o alimentar a sus propios bebés —Magdalena frunció el ceño—. Me pregunto por qué Dios los creó…
—Estoy seguro de que Él tiene una buena razón —respondió papá—. A lo mejor fue para que pudieran ser nuestro ejemplo.
—¡Nuestro ejemplo! —exclamó la niña—. ¿Quieres decir que los cucos son un ejemplo de lo que no debemos ser? ¿Te refieres a que no deberíamos ser perezosos como ellos o dejar que otros hagan el trabajo que nosotros deberíamos realizar?
Su padre rio.
—Bueno, ese es un buen ejemplo negativo, pero estaba pensando en otra cosa. Mencionaste que los cucos no crían a sus propios bebés.
—Sí —afirmó Magdalena—. Ellos dejar ese trabajo a otro pájaro, que podría ser un gorrión que acaba de tener sus polluelos, que alimenta a los pajaritos cucos y los cuida.
—Claro, pero cuando un cuco crece lo suficiente como para dejar el nido, se va volando, pero ¿se junta con los demás gorriones, actúa y canta como ellos? —preguntó papá.
—No, creo que no —contestó Magdalena—. El haber sido criado por un gorrión no lo convierte en otro gorrión. Sigue siendo un cuco —la niña sonrió—. Supongo que solo Dios podría convertirlo en un ave diferente, pero no creo que Él lo haga, ¿qué piensas?
Su padre negó con la cabeza.
—Lo mismo sucede con las personas —aseguró—. Hay algunos niños que son criados en un hogar cristiano y sus padres, junto con sus pastores y maestros, los alimentan con la verdad de la Biblia. Pero eso no es suficiente… siguen siendo pecadores y necesitan ser cambiados. Y sí pueden cambiar, pero solo Dios puede hacerlo.
—Ya veo lo que dices —expresó Magdalena—. Cuando confiamos en Jesús, Él nos cambia.
—Así es —indicó papá—. Y Él es el único que puede hacerlo.
VERA M. HUTCHCROFT
DIOS PUEDE CAMBIARTE
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:17 (NTV)
TODO EL QUE PERTENECE A CRISTO SE HA CONVERTIDO EN UNA PERSONA NUEVA. LA VIDA ANTIGUA HA PASADO; ¡UNA NUEVA VIDA HA COMENZADO!
¿Has sido cambiado? ¿O pensaste que eras cristiano automáticamente porque tus padres son creyentes, o porque vas a la iglesia y aprendes versículos de la Biblia? Las cosas no son así. Solo Dios puede cambiarte. Solo Él puede borrar tu pecado, aceptarte en Su familia y hacerte una persona nueva. Dios lo hace cuando pones tu fe en Jesús. ¡Confía en Él como tu Salvador hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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