Sacrificio de amor
—Vamos, Winston —Eliseo llamó a su perro—. Vayamos a explorar junto al arroyo. Hoy podemos cruzar el pastizal porque las vacas están lejos, al otro lado.
Winston vino corriendo y empezaron a caminar. Cuando Eliseo se detuvo a examinar unas huellas, escuchó un mugido enojado. Sus pies se congelaron al ver que un toro negro se abría paso en la maleza y corría hacia él. Winston embistió al animal, gruñendo furiosamente. El toro se sacudió la cabeza y fijó su atención en Winston. Mientras Eliseo se trepaba en un árbol, el toro golpeó con fuerza al perro y lo dejó tirado en el piso.
Cuando Eliseo miró hacia abajo, vio cómo el toro enfurecido volvió a atacar a Winston y después regresó a la maleza. El niño bajó del árbol y se apresuró al ver que el perro no se movía. Sintió un nudo en la garganta y salió corriendo hacia la casa.
—¡Papá! ¡Mamá! —gritó frenéticamente—. ¡Ayúdenme!
Sus padres llegaron corriendo y las lágrimas corrían por las mejillas de Eliseo cuando les contó sobre el toro. El padre siguió a su hijo hasta el lugar donde estaba Winston y puso su oreja en el peco del perro.
—Su corazón sigue latiendo. Llevémoslo al veterinario.
El veterinario descubrió que Winston tenía una costilla rota y un fuerte golpe en la cabeza, pero iba a estar bien.
—Pasará la noche aquí, y puedes venirlo a recoger en la mañana.
Mientras Eliseo y su padre regresaban a su casa, el niño dijo en voz baja:
—Winston arremetió contra el toro para que no me hiciera daño.
Papá asintió.
—Winston estaba dispuesto a ser herido e incluso a morir, para que tú pudieras vivir —después de un momento, agregó—: Eso fue lo que Jesús hizo también por nosotros. Él sufrió dolor y murió en la cruz voluntariamente, para salvarnos de la muerte eterna. Jesús nos ofrece el regalo de la vida eterna.
—Él nos ama muchísimo para haber hecho eso voluntariamente, ¿verdad? —preguntó Eliseo.
—Sin duda —afirmó papá—. Jesús sabía que sacrificar Su vida era la única manera de salvarnos. A causa de nuestro pecado, no había nada que pudiéramos hacer para salvarnos a nosotros mismos.
Eliseo suspiró mientras veía por la ventana.
—Me alegra tanto que Winston va a estar bien después de haber peleado con ese toro para salvarme —comentó—. Y me alegra que Jesús me ame tanto como para morir por mí.
Su padre le sonrió.
—A mí también me alegra.
KAREN L. BLUMHAGEN
JESÚS DIO SU VIDA POR TI
VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 3:16 (NTV)
CONOCEMOS LO QUE ES EL AMOR VERDADERO, PORQUE JESÚS ENTREGÓ SU VIDA POR NOSOTROS.
¿Sabías que Jesús te ama tanto que entregó voluntariamente Su vida por ti? Al igual que todos, has pecado al hacer cosas malas, y Dios requiere que el pecado sea castigado. Pero Jesús tomó el castigo que tú merecías. Enfrentó la muerte en una cruz para que pudieras tener vida. ¡Acepta Su regalo de la vida eterna hoy mismo! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
HOY ES VIERNES SANTO.
DALE GRACIAS A JESÚS POR EL SACRIFICIO QUE HIZO POR TI.
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