Romper las reglas

Tristán suspiró cuando sonó la campana que marcaba el fin del recreo.

—Vamos —le dijo a su amiga, Ariana—. Será mejor que nos apuremos o nos meteremos en problemas.

—Sí —contestó Ariana—. La señora Gálvez es tan estricta. ¡Sus reglas son imposibles!

En la tarde, mientras Tristán trabajaba en sus ejercicios de matemáticas, se le rompió la punta del lápiz. El niño tocó a su amiga en el hombro—. ¿Tienes un lápiz extra? —susurró.

—Tristán —dijo severamente la señora Gálvez—, ya conoces la regla de no susurrar en clase. Rompiste esa regla, así que mañana te quedarás en el aula durante el primer recreo.

Tristán trató de explicar lo que pasó, pero no sirvió de nada. Cuando les contó a sus padres lo ocurrido, su mamá negó con la cabeza.

—Lamento mucho que tu maestra sea tan estricta y que no haya escuchado lo que tenías que decirle —indicó—. Pero tú conocías la regla y la rompiste. La próxima vez pídele un lápiz a la señora Gálvez, en lugar de a tu amiga.

Su padre tomó la Biblia.

—¿Están listos para el devocional familiar? Creo que nos toca Éxodo 20 y es tu turno de leer, Tristán.

El niño agarró su Biblia y comenzó a leer.

—¡Más reglas! —exclamó después de leer varios versículos.

Papá asintió.

—A estas reglas se las conoce como los Diez Mandamientos. Fueron dadas a los israelitas como parte de la ley de Dios. La Biblia también menciona cuáles serían los castigos si los israelitas desobedecían.

—¿Son tan malos como los de la señora Gálvez? —preguntó Tristán.

—Mucho peores. El pecado es una terrible ofensa en contra de Dios, y a veces el castigo era la muerte —explicó su madre—. De hecho, el castigo final por el pecado, para todas las personas, es la muerte eterna. Es un castigo en el infierno para siempre.

—Pero, debido a que Dios nos ama, nos ofrece gracia en lugar del castigo que merecemos —aseguró su padre—. Todos hemos hecho cosas malas y, por lo tanto, somos culpables de romper la ley de Dios. Pero Jesús tomó el castigo por nuestro pecado cuando murió en la cruz. Cuando confiamos en Jesús, Él perdona nuestros pecados y nos da vida eterna a Su lado.

Mamá asintió.

—Por la gracia de Dios, no debemos tener miedo del castigo eterno. Jesús ya lo llevó por nosotros.

Tristán sonrió.

—Sería lindo que alguien llevara el castigo que me puso la señora Gálvez —comentó—. ¡Pero al menos este no será para siempre!

NANCE E. KEYES

JESÚS TOMÓ TU CASTIGO

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 8:1 (TLA)

LOS QUE VIVIMOS UNIDOS A JESUCRISTO NO SEREMOS CASTIGADOS.

¿Has oído de los Diez Mandamientos? La lista está en Éxodo 20 y son parte de la ley de Dios. Toma un momento para leerlos detenidamente. ¿Alguna vez has roto alguno de esos mandamientos? Entonces has roto la ley de Dios y mereces ser castigado. Pero ¿sabes una cosa? ¡Jesús tomó ese castigo por ti! Confía en Él y recibirás la gracia de Dios y vida eterna. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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