Restaurado
Jimena quedó viendo el viejo escritorio gris que su mamá había comprado en una venta de garaje. “¿Realmente espera que yo ponga esa chatarra vieja en mi habitación?”, se preguntó.
La madre vio la mirada de preocupación en la cara de Jimena y rio. “No te preocupes. Tu escritorio no se quedará así. Lo dejaremos mejor que nuevo”.
Jimena frunció el ceño. “¿Cómo vamos a hacer eso?”, pensó.
En el garaje de su casa, mamá y Jimena comenzaron a trabajar en el escritorio. Primero retiraron todas las capas de pintura. “¡Mira eso!”, dijo Jimena, señalando varios puntos en que todavía podían verse pedazos de la vieja pintura. “Este escritorio estaba pintado de verde claro y luego de azul, antes de ser gris. Todas esas capas hacen que la pintura sea muy gruesa. Con razón el escritorio se ve tan feo y viejo”.
Cuando terminaron de lijar toda la pintura y la madera quedó lisa, la madre dio unos pasos para atrás y lo observó. “Este escritorio de roble sólido estaba escondido detrás de toda esa pintura y toda esa mugre”, comentó. “Ahora le pondremos una capa de barniz y quedará hermoso”.
Su madre tenía razón. A Jimena le encantó cómo se veía el escritorio cuando cuidadosamente lo llevaron a su habitación. “¡Se ve genial!”
Mamá asintió. “Qué hermoso quedó el escritorio restaurado”.
“¿Restaurado?” Jimena miró a su mamá. “Eso significa hacer que algo vuelva a ser como era antes, ¿verdad?”
“Sí. Este escritorio estaba viejo y gastado, pero nosotras restauramos su belleza”. La madre pasó su mano por la mesa. “¿Sabías que, como cristianos, podemos también volvernos viejos y desgastados?”
“¿En serio?”, preguntó Jimena. “¿Cómo?”
“Los nuevos cristianos con frecuencia están ansiosos por conocer mejor a Jesús y aprender sobre lo que Él ha hecho por nosotros”, respondió mamá. “Pero mientras pasa el tiempo, podríamos comenzar a dar por sentada nuestra salvación o a dejar que cosas como las malas actitudes o hábitos pecaminosos nos desgasten. Cuando eso sucede, tenemos que recordar que Jesús nos ha salvado y pedirle que restaure nuestro gozo”.
“Así como restauramos este escritorio lijando la pintura vieja y la mugre”. Jimena sonrió a su mamá. “Mi hermoso escritorio me recordará del gozo que tengo en Jesús”. — RAELENE E. PHILLIPS
REGOCÍJATE EN JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 51:12 (NTV)
RESTAURA EN MÍ LA ALEGRÍA DE TU SALVACIÓN Y HAZ QUE ESTÉ DISPUESTO A OBEDECERTE.
¿Conoces a Jesús como tu Salvador? ¿Te sientes feliz cuando piensas en todo lo que Él ha hecho por ti? ¿Encuentras gozo al conocer mejor a Jesús y al ayudar a otros para que también lo conozcan? Si has perdido el aprecio por el amor de Dios por ti, díselo a Jesús. Pídele que te ayude a recordar cómo Él te ha salvado y cómo siempre está contigo para restaurar el bozo que tienes en Él.
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