Regalos agradables
—Nuestro grupo de jóvenes estará ayudando en un programa de los niños en edad preescolar la próxima semana —le contó Carla a su madre mientras ayudaba a quitar las hierbas malas de su jardín de flores—. Berta tiene una hermosa voz, así que les enseñará canciones a los niños, y Eduardo es muy divertido, así que estará a cargo de los juegos —Carla suspiró—. Yo solo ayudaré con el registro.
—Bueno, esa también es una parte importante del programa —aseguró mamá—. Necesitan asegurarse de que todos los niños estén supervisados y se les dirija a dónde deben ir.
Carla se encogió de hombros.
—En verdad quiero ayudar y servir al Señor… solo quisiera tener más para ofrecer.
—Hija, eso no… —la madre fue interrumpida por un chillido del pequeño Memo, que venía corriendo por el jardín hacia ellas.
—¡Hice un regalo para mi mami! —gritó. Sus pequeñas manos sucias sostenían una maceta pequeña llena hasta la mitad de tierra.
Memo había metido un diente de león en la maceta y Carla sonrió mientras el niño corría hacia ellos con una gran sonrisa en su cara.
La madre se dirigió a su hija:
—Es un regalo muy ridículo, ¿verdad? —preguntó en voz baja—. Esa vieja maceta está cuarteada y sucia. ¡Y esa es una mala hierba! Debió traerme rosas de la florería.
Carla se veía horrorizada.
—¡Mamá! ¿Cómo podría Memo comprarlas? ¡Solo tiene tres años! No se lo vas a decir, ¿o sí?
Cuando Memo llegó adonde estaban ellas, mamá se agachó y tomó la maceta que su hijo le ofrecía.
—¡Gracias, mi chiquito! La pondré en medio de nuestra mesa del comedor —ella abrazó al pequeño y después se volvió a su hija, mientras Billy se iba a toda velocidad—. En realidad, me encanta el regalo de memo, aunque no sea perfecto. Sé que me lo trajo porque me ama. Y cuando le ofrecemos cosas a Dios con un amor verdadero en nuestros corazones, ¿no crees que a Él le agradan y también los acepta, sin importar lo grandes o pequeños que parezcan?
—Estás hablando de cómo voy a ayudar con el registro, ¿verdad? —preguntó Carla.
La madre asintió.
—Me alegra que Memo me haya traído el regalo que podía darme. Eso es lo que Dios quiere que también hagamos. El Señor quiere que hagamos lo que podamos para servirle por amor y gratitud, por todo lo que ha hecho por nosotros.
TANYA FERDINANDUSZ
DIOS AMA LOS REGALOS QUE LE OFRECES
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 12:6
PERO TENIENDO DIFERENTES DONES, SEGÚN LA GRACIA QUE NOS HA SIDO DADA, USÉMOSLOS.
¿Le das a Dios ofrendas de tu tiempo, dinero o talentos? No compares lo que puedes hacer con lo que otros hacen, ni te dediques a desear que tuvieras los talentos que el Señor ha dado a otra persona. É quiere que le sirvas con las habilidades que te ha dado. Si tu corazón está lleno de amor por Dios y gratitud por todo lo que Jesús ha hecho por ti, Él aceptará tus ofrendas con gran gozo.
Leave a Reply
Want to join the discussion?Feel free to contribute!