Problemas con el casillero
Por quinta vez Miguel giró el disco para poner la clave de su casillero y oró en silencio para que funcionara. El niño miró a su alrededor, nervioso, con la esperanza de que nadie notara que había estado tratando de abrir su casillero. “Esta es la peor manera de empezar la secundaria”, pensó. Su estómago se hizo nudo por la ansiedad. Él suspiró e intentó nuevamente con los números, pero no sucedió nada. Frustrado, haló la manilla con más fuerza. Miguel brincó del susto cuando alguien habló a sus espaldas.
“¿Qué pasa, Miguel?” Era Estuardo, un amigo que estaba en un grado superior.
Miguel se apoyó en su casillero. “Esta cosa no se abre”.
“Permíteme intentar”, ofreció Estuardo.
Cuando Miguel le dijo la clave, su amigo giró el disco para un lado y para el otro. Cuando haló la manija, ¡la puerta se abrió!
“¿Cómo lo hiciste?” Miguel estaba asombrado. “¡A mí no me funcionó!”
“Inténtalo nuevamente y yo te observo”, le dijo Estuardo. Entonces Miguel empezó a girar la perilla. “Espera”, indicó Estuardo. “Tienes que pasar por ese número y detenerte la segunda vez”. Él tomó el disco y le demostró a Miguel cómo hacerlo.
“¡Oh, claro!” Miguel movió su cabeza. “Me olvidé de eso”.
Estuardo rio. “Se parece a lo que dijo el pastor Bruno el domingo, ¿recuerdas?”
“¿Te refieres a la iglesia?”, preguntó Miguel.
Estuardo asintió. “Tú memorizaste la combinación de tu casillero, pero esos números no te sirvieron de nada porque no sabías cómo usarlos. Y memorizar versículos de la Biblia no nos sirve de nada tampoco si no los usamos. El poder recitar un versículo no es suficiente; debemos saber lo que significa y aplicarlo en nuestras vidas”.
Miguel trató de abrir el casillero una vez más y se abrió a la primera. “¡Qué bien! ¡Gracias, Estuardo!”, expresó. “Y gracias también por recordarme acerca de los versículos de la Biblia”, agregó mientras sacaba su libro para la primera clase. “Me sé uno que necesito aplicarlo a mi vida ahora mismo”.
Estuardo levantó su pulgar en aprobación y Miguel respiró profundamente mientras caminaba hacia su aula. “¡Sé fuerte y valiente!”, recitó en voz baja. “No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas”. — KELLY M. SCHAEFER
MEMORIZA Y USA LA PALABRA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:27 (NTV)
AYÚDAME A COMPRENDER EL SIGNIFICADO DE TUS MANDAMIENTOS, Y MEDITARÉ EN TUS MARAVILLOSAS OBRAS.
¿Recuerdas el significado de los versículos de la Biblia que has aprendido? ¿Puedes usarlos en tu vida diaria? Piensa en uno que te sepas de memoria. ¿Es un versículo que te consuela en tiempos difíciles? ¿Te advierta para que te apartes del pecado? ¿Te recuerda el amor de Dios que no falla? Si no lo entiendes, busca la ayuda de uno de tus padres o algún maestro. Sigue memorizando la Palabra de Dios y aplica Su verdad a tu vida.
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