Problema doble
—A ver, recuerda el plan —le dijo Ezequiel a su hermano gemelo, Cosme, mientras intercambiaban sus sudaderas en el baño—. Trata de no hablar con nadie antes del examen. Una vez que hayan terminado los exámenes, será la hora del almuerzo y podremos encontrarnos aquí para volver a intercambiar nuestras sudaderas.
Cosme asintió mientras se arreglaba el cabello con los dedos para que se viera más como el de Ezequiel. Estaban en grados diferentes en la escuela, y Cosme iba a tomar el examen de lenguaje en la clase de Ezequiel, mientras Ezequiel daba el examen de matemáticas en la suya.
—De verdad espero que nadie se dé cuenta de que no soy tú —comentó Cosme—. Si tuviera que dar el examen de matemáticas, ¡lo reprobaría!
—Sí, y yo odio el lenguaje —expresó Ezequiel—. ¡Todas esas palabras!
Cosme entró en el aula de su hermano cuando sonó la campana. El señor Eduardo les entregó el examen y el niño se puso a trabajar.
Todo iba bien hasta que alguien golpeó la puerta. El maestro la abrió y, después de unos susurros, se dirigió a la clase.
—Ezequiel, tu mamá está aquí con tu almuerzo. Puedes ir con ella para ponerlo en tu casillero.
Cosme empezó a sudar frío. Llegó a la puerta arrastrando los pies y, en el momento que su madre lo vio, era obvio que ella sabía que no era Ezequiel. El niño salió al pasillo y cerró la puerta enseguida. Mamá estaba furiosa.
—¿Qué está pasando? —preguntó enfadada—. ¿Por qué te estás haciendo pasar por Ezequiel?
Cosme no podía mirarla a los ojos.
—Nos intercambiamos de lugar para que yo pueda dar su examen de lengua y él pueda dar mi examen de matemáticas.
Su madre lo miró fijamente.
—Bueno, es verdad que lograron engañar a sus maestros y compañeros de clase, pero no me pueden engañar a mí. Los conozco demasiado bien. ¿Y no te estás olvidando de alguien que los conoce incluso mejor que yo?
—Eh… —el niño tartamudeó—. Te refieres a Dios, ¿verdad?
Mamá asintió.
—La Biblia dice que Él conoce la cantidad de cabellos que hay en tu cabeza, y también sabe todo lo que hay en tu corazón. No puedes esconder nada de Él.
Cosme arrastró los pies.
—Ezequiel y yo no pensamos en eso.
—Así veo —indicó mamá—. Pero espero que lo recuerdes de hoy en adelante. Jesús sabe todo sobre ti. Él te ama y promete perdonar tus ofensas. Siempre podemos ser honestos con Jesús. Confía en que el Señor te ayudará a ser también honesto con los demás.
COURTNEY LASATER
NO PUEDES ESCONDER NADA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 28:13
EL QUE ENCUBRE SUS PECADOS NO PROSPERARÁ, PERO EL QUE LOS CONFIESA Y LOS ABANDONA HALLARÁ MISERICORDIA.
¿Alguna vez has pensado en que podías salirte con la tuya sin que las otras personas se enteren? Aun si lograras esconderlo de la gente, no puedes esconder nada de Dios. Él ve todo lo que haces y conoce todo lo que hay en tu corazón y en tu mente. No trates de esconder nada del Señor. Más bien, cuéntale a Jesús lo que hiciste y pídele que te perdone. Él te conoce y te ama, y promete que siempre te perdonará.
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