Picando cebollas

—¡Ya quiero que sea viernes para ir al festival de la escuela! —exclamó Eulalia—. Mi mamá estará trabajando en la caseta de los granizados. ¡Me hará uno con todos los sabores!

—Mi papá estará ayudando con el juego de los pinos —comentó Gabriel—. ¡Me contó que tiene unos premios geniales para quien derribe todos!

—¿Y tú, Nubia? —preguntó Eulalia—. ¿Tu abuelito ayudará en algo?

Nubia negó con la cabeza.

—No, él no puede trabajar en el festival, no puede estar de pie por mucho tiempo.

—Qué triste —expresó Gabriel.

Nubia sonrió y se encogió de hombros.

—Está bien —dijo—. No es importante.

Cuando la niña llegó a su casa, después de la escuela, su abuelo la saludó.

—¿Quisieras comer mi famoso guacamole? —le preguntó—. Tengo que guardar la cortadora de césped, pero si comienzas a picar las cebollas, yo vuelvo en un segundito para hacer el resto.

—Bueno —afirmó Nubia. Pero tan pronto como partió una cebolla, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. «La cebolla debe estar haciendo que mis ojos se humedezcan», pensó. Pero aun cuando dejó a un lado el cuchillo, las lágrimas siguieron cayendo. Cuando el abuelo regresó, Nubia estaba llorando desconsoladamente.

—¡So siento, abuelito! —sollozó la niña—. Todo el tiempo trato de aceptar que ya no puedo vivir con mi mamá o mi papá, y de estar agradecida porque vivo contigo, pero cuando Eulalia y Gabriel estaban hablando de cómo sus padres van a ayudar con el festival de la escuela, ¡realmente quisiera que mis padres también estuvieran allí!

—A tu abuela tampoco le gustaba molestar a los demás al comunicarles sus sentimientos —explicó el abuelo—. Por eso, cada vez que yo sentía que algo no andaba bien, le pedía que picara unas cebollas, y le pasaba lo mismo… se le salían las lágrimas —él abrazó a su nieta—. Pero tus sentimientos no son una molestia para las personas que te aman, hijita. Cada vez que te sientas triste o inquieta, no debes guardarte esos sentimientos. Puedes contarme… no me duele saber que extrañas a tus padres. Y, lo más importante, puedes contarle todo a Jesús. Él te ama y puede se las puede arreglar con cualquier sentimiento que tengas —el abuelo cortó un aguacate—. Es verdad que no puedo ayudar en alguna actividad, pero podría llevar un poco de guacamole al festival de tu escuela. ¿Qué te parece?

Nubia sonrió y asintió.

COURTNEY LASATER

COMPARTE TUS SENTIMIENTOS CON JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 1 PEDRO 5:7 (NTV)

PONGAN TODAS SUS PREOCUPACIONES Y ANSIEDADES EN LAS MANOS DE DIOS, PORQUE ÉL CUIDA DE USTEDES.

Cuando te sientes triste o inquieto, ¿alguna vez has tratado de ocultar esos sentimientos? Tal vez no quieras ser molestia para la gente o crees que no les importa. Pero es importante que compartas tus sentimientos con otras personas, en lugar de acumularlos en tu interior. Jesús también quiere que le cuentes a Él cómo te sientes. Puedes confiar en que el Señor entenderá y te ayudará.

Clave de Hoy
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