Pan para comer
“Hola, abuelo”, saludó Felipe mientras él y Abigaíl subían corriendo por las gradas que daban a la puerta de la casa de su abuelo.
“Hola, hijito”, respondió el abuelo con una sonrisa. “¿Qué andas haciendo?”
“Estamos atrasados con los versículos que teníamos que aprender para el Club de Biblia”, dijo Abigaíl, “así que tenemos que aprender muchos hoy, pero mamá dijo que podíamos tomar un descanso y venir un ratito a tu casa”.
“Sí”, agregó Felipe. “Pero no tengo idea de cómo voy a poder aprenderme todos esos versículos”.
El abuelo sonrió. “¿Te sabes tu número de teléfono? ¿Te sabes tu dirección y tu código postal? ¿No crees que son difíciles de recordar?”
Felipe hizo un gesto negativo. “Son fáciles de recordar porque los uso todo el tiempo”.
“Ya veo”, comentó el abuelo. “En otras palabras, recordamos lo que usamos en la vida cotidiana”. Entonces se puso a olfatear el aire. “Mmmm… ¡Huele a pan fresco!”
Abigaíl abrió la bolsa que había traído de la casa. “Mamá te envió este pan”, indicó.
“¡Qué bien!” El abuelo tomó el pan y lo puso en la mesa, junto a la lámpara. “Se ve bien ahí, ¿no creen?” Luego se sentó en sillón y se puso a contemplar el pan.
Felipe miró a su abuelo, extrañado. “¿Vas a dejar el pan ahí?”
El abuelo sonrió y se encogió de hombros. “¿Qué más puedo hacer con el pan?”
Abigaíl se llenó de frustración. “¡Comerlo, por supuesto! Si lo dejas ahí, no te servirá de nada”.
El abuelo asintió. “Estoy de acuerdo. El pan no sirve de nada si lo dejamos en la mesa… ¡y la Biblia no sirve de nada si la dejamos en la repisa! Cuando coma el pan, obtendré energía y, si ‘comemos’ regularmente de la Palabra de Dios, si la leemos y la aplicamos a nuestra vida, esta nos ayudará a crecer en nuestra relación con Jesús. ¡Así que sigan aprendiendo esos versículos! Mientras más piensen en los pasajes bíblicos y los apliquen a su vida cotidiana, más fácil será recordarlos”.
“Está bien, abuelo”, exclamó Felipe. “Seguiremos ‘comiendo’ la Palabra de Dios y pidiéndole al Señor que la use para ayudarnos a crecer”.
“Excelente”. El abuelo tomó el pedazo de pan. “Y ahora comeré un poco del pan que me mandó tu mamá, porque me ayudará a crecer… ¡hacia los lados!” El anciano se dio palmaditas en su estómago, y todos se rieron. – JAN. L HANSEN
LEE Y APRENDE LA PALABRA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:133
AFIRMA MIS PASOS EN TU PALABRA.
¿Dónde está tu “pan” espiritual? ¿Estás “comiéndolo” o simplemente está olvidado en la repisa? Si no has estado leyendo tu Biblia, ¿qué tal si comienzas ahora mismo? Puedes comenzar con los versículos sugeridos en la parte de arriba de esta página web. Pídele a Dios que te dé aliento y dirección mientras piensas en lo que leas en Su Palabra y lo apliques a tu vida. Luego confía en que el Señor usará Su Palabra para ayudarte a crecer.
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