Palabras saladas

Jimena observó entusiasmada cómo su abuela empezó a hacer palomitas de maíz.

—Cuéntame cómo te va en la escuela, Jime —dijo la abuela—. ¿Has hecho nuevos amigos?

La niña suspiró.

—En realidad, no. He tratado de hacer amigos, pero no es fácil mudarse a una nueva ciudad e ir a una nueva escuela, abuelita.

Mientras Jimena hablaba de los niños en la escuela, la abuela notó que ella se quejaba sobre muchos de ellos.

—¿Estás portándote amigable con ellos? —le preguntó la abuela.

Jimena se encogió de hombros mientras veía cómo su abuela ponía las palomitas en un tazón y se lo entregaba. La niña tomó el tazón y empezó a comer sus palomitas de maíz, pero enseguida frunció el ceño y dejó a un lado el tazón.

—Le falta sal.

—¡Oh, es verdad! —exclamó la abuela—. Me olvidé de que esa bolsita era de granos sin sal. A tu abuelo no le permitían comer sal por un rato, como sabes —ella tomó el salero—. Me pregunto si tus intentos de hacer amigos se parecen un poco a estas palomitas —agregó.

—¿A las palomitas? —preguntó Jimena—. ¿A qué te refieres?

—Bueno, sin la sal, las palomitas no tienen mucho sabor —explicó la abuela—. La Biblia dice que nuestras palabras son así también, necesitan sal. Solo me preguntaba si la estás usando.

Jimena hizo una mueca.

—No estás diciendo que debería cargar un salero y ponerme un poquito de sal en la lengua antes de hablar, ¿verdad?

La abuela rio y negó con la cabeza.

—No, pero debes reconocer que, si tus palabras son negativas, si te quejas o te enfocas solamente en ti misma, la gente no querrá probar más después del primer bocado. Pero si tus palabras están sazonadas con sal, si dices cosas que ayudan, palabras bondadosas y les comunicas a las personas que te importan, les gustará hablar contigo y volverán por más —ella le entregó a su nieta el tazón de palomitas—. Pruébalas otra vez —indicó la abuela—. A ver cómo nos va ahora.

Jimena tomó el tazón y puso un poco de palomitas en su boca.

—¡Qué delicia! —expresó—. ¡La sal realmente hace la diferencia!

La abuela asintió.

—Pídele a Dios que te ayude a usar un poco de sal mañana en la escuela. Ya que conoces a Jesús, puedes demostrarles a los demás el mismo amor y cuidado que Él te muestra a ti. Confía en que el Señor te ayudará a sazonar tus palabras con Su amor y a dar una amistad como la que Él nos da.

SHERI SHAW

USA PALABRAS BONDADOSAS Y AMABLES

VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 4:6

QUE SU CONVERSACIÓN SEA SIEMPRE CON GRACIA, SAZONADA COMO CON SAL.

Cuando hablas, ¿con frecuencia te quejas o hablas mal de otros? ¿Tus conversaciones tratan casi siempre de ti mismo y de lo que te pasa? ¿O les preguntas a otros sobre sus vidas y dices palabras amables y alentadoras? Trata de agregar un poquito de sal a tus palabras al decir cosas que demuestren a otros que te importan. Hazles saber que puedes ser un amigo bondadoso y amable como Jesús al sazonar tus palabras con Su amor.

Clave de Hoy
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