No más chatarra
—¡Ay! ¡Me duele la barriga! —se quejó Miqueas mientras iban camino a casa, después de la pijamada de cumpleaños de su amigo.
—¿Qué comiste en la fiesta? —le preguntó su madre.
—Bueno, anoche tuvimos tacos para la cena… me comí cuatro. Después tuvimos pastel de cumpleaños, helado y papitas. Terminamos la noche con un montón de dulces. Esta mañana tomé un poco de chocolate caliente y dos rosquillas.
—No me sorprende que no te sientas bien —indicó mamá—. Comer tanta comida chatarra causaría dolor de estómago a cualquiera.
Miqueas gimió y se sostuvo el vientre.
—Creo que no podría volver a comer así nunca más.
El lunes, en la escuela, Miqueas y algunos de sus amigos estaban hablando de Jonathan. Se estaban riendo de é, pero el niño solo quería caerles bien a sus amigos. Después de eso, se sintió terrible, tal como se había sentido cuando comió demasiada comida chatarra.
—¿Qué te está molestando, hijo? —le preguntó su madre cuando regresó a su casa, después de la escuela.
Miqueas suspiró.
—Estuve diciendo cosas chatarra sobre Jonatán con un grupo de amigos, para poder encajar, y ahora me siento pésimo por eso.
—Qué crees que deberías hacer al respecto?
—Creo que tengo que pedirle perdón a Jesús por decir cosas tan poco amables. Y probablemente también debería pedirle perdón a Jonatán. Creo que él nos oyó cuando nos burlábamos de él.
—Me parece que eso sí sería lo correcto —dijo su madre—. ¿Sabes? La Biblia dice que la lengua puede traer muerte o vida. Las palabras que decimos pueden edificar a otros y animarlos o hacer daño y hacerlos sentir mal… y decir cosas malas también puede causar que te sientas mal. Creo que te sientes así porque sabes que decir cosas malas así no cuadra con quién eres como cristiano. Ya que conoces a Jesús, tienes el Espíritu Santo dentro de ti, y Él te urge para que hables con bondad y para que seas de aliento para los demás. Deja que Jesús te guíe para usar tus palabras de una manera que muestre Su amor a otros.
Miqueas asintió.
—Está bien, así lo haré. ¡No volveré a hablar chatarra! —el niño recogió su mochila—. Voy a mi habitación para orar y después tengo que llamar a Jonatán.
LISA FULLER
CUIDA LO QUE DIGAS
VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 18:21
MUERTE Y VIDA ESTÁN EN PODER DE LA LENGUA, Y LOS QUE LA AMAN COMERÁN SU FRUTO.
¿Alguna vez gas dicho algo y después quisiste poder borrarlo? La Biblia dice mucho sobre la lengua. Nuestras palabras pueden animar a las personas y demostrarles el amor de Jesús, pero también pueden ser muy hirientes. Por esa razón es importante que nos detengamos a pensar antes de hablar y que tratemos de escuchar al Espíritu Santo. Confía en que Él te ayudará a habar de un modo que edifique a otros y los dirija a Jesús.
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