No es mío
“¡Mío! ¡Mío!”, gritó el hermanito de Reyna, Sebastián, mientras caminaba tambaleándose donde estaba su primo, Jacob, y le arranchó un juguete de las manos.
“Comparte tus juguetes, Sebastián”, le dijo Reyna. “Deja que Jacob también juegue con ellos”. Pero el pequeño la ignoró y siguió arrebatando los juguetes a Jacob, quien en pocos minutos se puso a llorar.
“Mamá, no puedo creer que Sebastián sea tan egoísta. No deja que Jacob juegue con ninguno de sus juguetes”, comentó Reyna cuando vino su madre a acompañarlos. “Sebastián juega todo el tiempo con los juguetes de Jacob. Él siempre se los comparte”.
Mamá asintió y, mientras observaba jugar a los niños, le pidió a Sebastián varias veces que le devolviera el juguete a Jacob. “Solo tiene dos años y todavía no ha aprendido que es divertido compartir. Lamentablemente, a veces también somos así”, observó.
“Yo comparto mis cosas”, protestó Reyna, mirando a su madre. “¿O no?”
Mamá sonrió. “Estoy segura de que es así, pero estaba pensando en cómo nuestras cosas ni siquiera nos pertenecen, para comenzar. Con frecuencia nos aferramos a nuestro dinero y posesiones, así como a nuestro tiempo y talentos, como si fueran solo para nuestro uso. Nos olvidamos de que, debido a que le pertenecemos a Jesús, todo lo que tenemos es Suyo. Él nos dio todo para que utilicemos, pero en realidad Él es el dueño y deberíamos usarlo de tal manera que Él sea honrado y demostremos a los demás Su amor”.
Reyna se quedó en silencio por unos minutos. “Parte del dinero que gané cuidando niños debería ser para la ofrenda de la iglesia, ¿no es así? Me olvidé de eso”.
Su madre sonrió. “No estaba pensando en eso, pero me parece una buena idea. Habla de eso con Jesús y luego haz lo que sientas que Él quiere que hagas. De hecho, estaba pensando en que yo debería ayudar con el ministerio infantil de la iglesia, a pesar de que me tomará gran parte de mi tiempo libre”.
Reyna sonrió mientras señalaba a su hermano. “Creo que Sebastián está aprendiendo”, indicó mientras observaban cómo el niño entregaba a Jacob uno de sus camiones favoritos. Los niños rieron felices al jugar juntos. “Creo que se está dando cuenta de que es más divertido jugar con un amigo”.
Mamá hizo un gesto afirmativo. “Nosotras también disfrutaremos más de nuestras bendiciones cuando aprendamos a compartirlas con otros”- MOLLY MATAZEL
DIOS ES EL DUEÑO DE TODO
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 9:8 (NTV)
DIOS PROVEERÁ CON GENEROSIDAD TODO LO QUE NECESITEN. ENTONCES SIEMPRE TENDRÁN TODO LO NECESARIO Y HABRÁ BASTANTE DE SOBRA PARA COMPARTIR CON OTROS.
¿Te has dado cuenta de que todo lo que tienes es propiedad de Dios? Tu tiempo, dinero, talentos y posesiones son regalos de Él. Además, te ha dado el mayor regalo de todos: la salvación a través de Su Hijo, Jesús. Cuando compartes con los demás las bendiciones que Él te ha dado, les demuestras el amor de Jesús y que le perteneces a Él.
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