No es gracioso
—Chicos, ¿oyeron el chiste del hombre que tenía una pata de palo? —preguntó Marcelo cuando algunos de sus amigos vinieron de visita. El niño les contó un chiste que había escuchado en la escuela; era un chiste malo que sabía que no debía repetir, pero quería impresionar a sus amigos. A ellos les pareció graciosísimo.
Mientras se desternillaban de risa, el padre de Marcelo pasó por la habitación. «¡Oh, no!», pensó el niño cuando vio que su papá fruncía el ceño. «¡Espero que papá no haya oído ese chiste!».
Después que sus amigos se fueron, Marcelo entró en la cocina.
—¡Ah! —gritó al ver horrorizado un afiche en el que estaba trabajando para su clase de historia. Lo había dejado sobre la mesa, y su hermanita había coloreado bigotes verdes en las caras que él había dibujado con tanto esmero. Cuando Tania vio que su hermano vio su obra de arte, empezó a reírse.
—¡No es gracioso! —gruñó Marcelo, pero la pequeña seguía riendo. Su padre entró para ver cuál era el problema—. ¡Papá, mira lo que hizo Tania! ¡Y lo peor de todo es que cree que es gracioso!
El padre envió inmediatamente a la niña a su habitación.
—Tania no se da cuenta de lo importante que es ese afiche para ti —explicó papá—. Ella cree que los bigotes verdes son una buena broma.
Marcelo puso mala cara.
—Bueno, ¡a mí no me parece! Voy a tener que volver a hacer todo el afiche.
—Lo siento, hijo. Pero quizá puedas aprender algo de esto —su padre se inclinó en el mesón de la cocina—. Me pregunto si a veces te ríes de cosas que no son graciosas. No escuché claramente el chiste que a tus amigos les pareció tan gracioso, pero me di cuenta de que estabas avergonzado cuando me viste.
Marcelo se sonrojó, pero sintió alivio al saber que su papá no había oído todo el chiste.
—Sabes que está mal reírse de alguien por su apariencia, por su forma de hablar o porque no puede hacer algo —continuó el padre—. Cada vez que te ríes de algo que es hiriente o está mal, o cuando te burlas de algo que es privado, es como pintar bigotes verdes en lo que Dios ha creado. Si eres tan infantil como Tania, es probable que te parezca gracioso. Pero ¿cómo crees que se siente Jesús? ¿Te parece que Él encuentra gracioso que te rías del pecado o te burles de personas por las que Él murió en la cruz?
—No —respondió Marcelo en voz baja.
—Dios nos ha dado tantas cosas buenas para reír —aseguró papá—. Démosle gracias por eso y sintámonos satisfechos con estas cosas.
JESSICA VAN DESSEL
EL HUMOR HIRIENTE NO ES GRACIOSO
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:4 (NTV)
LOS CUENTOS OBSCENOS, LAS CONVERSACIONES NECIAS Y LOS CHISTES GROSEROS NO SON PARA USTEDES. EN CAMBIO, QUE HAYA UNA ACTITUD DE AGRADECIMIENTO A DIOS.
¿Qué cosas te causan risa? ¿Has oído chistes que se burlan de otras personas o cosas que son personales y privadas? ¿Esos chistes te parecieron graciosos? Dios quiere que te diviertas y te rías, pero Él jamás se reiría de algo que sea hiriente o que te avergüence a ti o a otra persona. ¡Dios nos ama demasiado como para hacernos algo así! Ríete de las cosas que Jesús se reiría también.
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