Mantén la luz encendida

Javier terminó su lectura de la Biblia y marcó las referencias correspondientes en su hoja.  “¡Ya está!”, exclamó.  “Ya terminé todas las lecturas del desafío del grupo de jóvenes.  Teníamos que leer pasajes diferentes de la Biblia cada día de la semana”.

“Qué bien”, dijo su madre.  “Siempre es bueno cuando otras personas te animan a leer la Biblia todos los días.  Ahora será más fácil que sigas haciéndolo por tu cuenta”.

“Oh, pero yo no quiero leer la Biblia todos los días”, señaló Javier.

Mamá levantó sus cejas.  “¿No quieres?”

Javier dijo que no con la cabeza.  “Solo lo hice para completar el desafío.  Ya voy a la iglesia y al grupo de jóvenes todas las semanas, y ahí leemos y hablamos de la Biblia.  Me parece suficiente”.

Cuando la madre pasó por la puerta de la habitación de Javier esa noche, se asomó y apagó la luz.  “¡Oye, mamá!”, gritó el muchacho, “¡estoy aquí!”

“Lo sé”, admitió su madre, regresando a la puerta, “pero ya has pasado con la luz encendida por bastante rato, así que supuse que ya habías tenido suficiente y era tiempo de apagarla”.

Javier miró a su mamá con curiosidad mientras buscaba el interruptor.  “Pero es demasiado oscuro con la luz apagada.  Estoy trabajando en mi proyecto de ciencias y necesito la luz para poder armar mi maqueta del sistema solar”.

“Pero ¿no puedes hacerlo con la luz apagada?”, preguntó mamá.  “O sea, tú ya sabes el tamaño aproximado de cada planeta, ¿cierto?  ¿No puedes tantear los materiales en la oscuridad?”

Javier fijó la mirada en su madre.  “Bueno, supongo que podría hacerlo”, indicó, “¡pero no va a quedar bien!”

Mamá sonrió.  “Sería mucho más fácil hacerlo con la luz encendida, ¿verdad?”

“¡Sí!”

“Bueno, Dios se refiere a Su Palabra, la Biblia, como una luz”, explicó su madre.  “Nos ayuda a conocer mejor a Jesús y a ver más claramente el camino que andamos con Él.  A pesar de que ya recibas esa luz en la iglesia y en el grupo de jóvenes, también es bueno pasar tiempo en la Palabra de Dios por tu cuenta.  Creo que esa es la razón por la que hicieron ese desafío en tu grupo de jóvenes, para empezar, para ayudarte a desarrollar el hábito de hacer brillar la luz de Dios en tu vida todos los días”.

Javier suspiró.  “Supongo que es una luz que siempre debemos tener encendida”.  –
DEBORAH S. MARETT

LEE LA PALABRA DE DIOS TODOS LOS DÍAS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:130

LA EXPOSICIÓN DE TUS PALABRAS IMPARTE LUZ.

¿Pasas tiempo en la Palabra de Dios todos los días?  Es genial leer y hablar de la Biblia con otras personas en la iglesia, en el grupo de jóvenes o en el club bíblico, pero es importante que también la leas por tu cuenta.  Eso te ayudará a aprender más acerca de Jesús para que Su luz brille en tu vida todos los días.  Desarrolla el hábito de tomarte unos minutos para leer la Palabra de Dios cada día y pídele al Señor que use ese tiempo para hablar a tu corazón.

Clave de Hoy
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