Manos que ayudan
—¿Por qué tenemos que recogerle al señor Cordero? —preguntó Bolívar—. El hogar para ancianos queda muy lejos del parque.
—Si no lo recogemos, él no podrá llegar al día de campo de la iglesia —respondió su padre mientras conducía—. Ya que pasamos por él cuando vamos de camino a la iglesia cada semana, podemos llevarlo también al día de campo. Es algo pequeño que podemos hacer para el Señor.
Bolívar se quedó pensando en eso.
—Me parece una forma muy graciosa de hacer algo para Dios. O sea, Dios podría llevarle al señor Cordero al día de campo en una alfombra voladora, si quisiera. En realidad, Dios no necesita nuestra ayuda, ¿verdad?
En ese momento, llegaron al hogar de ancianos. El señor Cordero estaba esperanzo afuera, como lo hacía todos los domingos cuando pasaban por él para ir a la iglesia. Pero hoy tenía una pequeña bolsita marrón, que agitó en el aire.
—Recordé que era un día de campo —dijo—. Traje mi almuerzo.
En el parque, mamá sirvió el almuerzo en la mesa para picnic. Ella había traído sándwiches de jamón y queso, ensalada de papas, zanahorias con aderezo, limonada, sandía y galletas con chispas de chocolate para el postre. Bolívar vio que el señor Cordero abría su bolsita al final de la mesa y sacaba un sándwich de albóndigas. La madre le hizo señas para que se acercara donde estaba toda la comida.
—No coma solo —le dijo—. ¡Véngase para acá! Ponga su almuerzo con el nuestro y podremos compartir. Hay suficiente para todos.
El señor Cordero sonrió y se acercó. Con cuidado puso su sándwich junto a los de jamón y queso. «De gana trajo esa comida», pensó Bolívar. «¿Quién se va a comer ese sándwich?». Todos oraron y comenzaron a comer. Para la sorpresa de Bolívar, su hermanita menor inmediatamente tomó el sándwich de albóndigas.
Papá se inclinó hacia él:
—Hijo —susurró—, ayudamos a Dios de la misma manera en que el señor Cordero nos ayuda. Dios tiene todo el poder y todos los recursos, pero nos invita a unirnos a Él para construir Su reino. Él no necesita nuestra ayuda, pero quiere bendecirnos al permitir que participemos en el trabajo que Él realiza. El Señor usará cualquier esfuerzo que podamos ofrecer para trabajar en las vidas de otras personas y apuntarles al amor de Jesús.
CATHERINE RUNYON
PUEDES SERVIR A DIOS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 1:27
DIOS HA ESCOGIDO LO NECIO DEL MUNDO PARA AVERGONZAR A LOS SABIOS; Y DIOS HA ESCOGIDO LO DÉBIL DEL MUNDO PARA AVERGONZAR A LO QUE ES FUERTE.
¿Sientes que Dios no necesita tu ayuda? Él es todopoderoso, pero quiere que seas parte del trabajo que Él realiza en el mundo. El Señor usará tus pequeños esfuerzos para ayudar a que más personas conozcan acerca de Jesús y Su amor por ellos. La Biblia nos cuenta cómo Dios usó a un niño para matar a un gigante y cómo el almuerzo de un pequeño alimentó a más de cinco mil personas. Mira a tu alrededor y encuentra las maneras en las que puedes ser una mano de ayuda para Jesús y demostrar a otros Su amor.
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