Malas hierbas y flores
«No es justo», pensó Tristán mientras sacaba las malas hierbas del jardín de flores que estaba frente a su casa. «Todos mis amigos están en el parque acuático hoy, pero como no puedo mojar el vendaje de mi pie, estoy aquí condenado a arrancar malas hierbas».
El niño pensó en todo lo que había pasado esa semana. Primero se cortó su pie en un pedazo de vidrio y tuvieron que coserle algunos puntos. Después le robaron su bicicleta. Y ayer su mejor amigo le dijo que no podía ir a la fiesta de cumpleaños de Tristán porque su familia estaría de vacaciones en esa fecha. «Qué semana tan horrible», pensó mientras arrancaba otra mala hierba del suelo.
Más tarde, ese mismo día, el abuelo de Tristán se acercó y miró el jardín en el que el niño había estado arranchando malas hierbas.
—Hiciste un buen trabajo —opinó el abuelo, antes de apuntar a un cantero de flores—. Esos botones rosados son en verdad lindos.
Tristán miró las flores.
—Deben haber salido esta tarde. No estaban ahí cuando arranqué las malas hierbas en la mañana.
Su abuelo rio.
—De hecho, los vi cuando estuve aquí hace unos días. Son tan coloridos que me sorprende que no los hayas visto.
—Supongo que estaba demasiado ocupado buscando malas hierbas, y por eso no noté las flores —comentó Tristán.
El abuelo asintió.
—Es gracioso cómo nuestros ojos pierden de vista esas cosas a veces, cuando no las buscamos activamente —él se rascó la cabeza, pensativo—. Eso puede pasar también en la vida. A veces solo vemos las malas hierbas en nuestras vidas, es decir, las cosas malas que nos pasan. Estamos tan ocupados preocupándonos y quejándonos, que no notamos las flores, o sea, las cosas buenas que Dios ha puesto en nuestras vidas.
«¡Guau! Yo soy así», pensó Tristán mientras recordaba los pensamientos que había tenido ese día sobre la mala semana que pasó.
—La vida está lejos de ser perfecta —aseguró el abuelo—. Sin embargo, tenemos tanto que agradecer. Tenemos la esperanza de vida eterna con Jesús, quien entregó Su vida para salvarnos y para estar con nosotros por siempre. Él llena nuestras vidas con amor, gracia, gozo y otras bendiciones cada día, incluso cuando las cosas sean difíciles. Si solo nos enfocamos en las cosas malas, podríamos perder de vista las hermosas flores de las bendiciones de Dios.
Tristán sonrió tímidamente a su abuelo.
—Está bien, abuelo. Estaré atento a las cosas buenas que Dios me ha dado.
HANNAH BANURA
ENFÓCATE EN LAS COSAS BUENAS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:5 (NTV)
ESTÉN CONTENTOS CON LO QUE TIENEN, PUES DIOS HA DICHO: «NUNCA TE FALLARÉ. JAMÁS TE ABANDONARÉ».
¿Te preocupas y te quejas con frecuencia por lo que está pasando en tu vida? ¿Te parece que todo lo que ocurre en tu vida es malo? A pesar de que podrías tener que lidiar con algunas cosas malas, Jesús promete ayudarte. Él murió por tus pecados para que puedas experimentar las bendiciones de conocerlo como tu Salvador y, además, llena tu vida con muchas bendiciones a diario. Cuando estés pendiente de las flores de la vida, pronto verás las muchas cosas buenas que Dios te ha dado.
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