Las lágrimas son permitidas
Avelina miró a su alrededor, con lágrimas en sus ojos. Todo se sentía tan irreal. ¿Cómo podría estar sucediendo?
—Oh, chiquita —susurró su tía mientras la abrazaba—. Quiero que sepas que él te amaba mucho.
Avelina no podía creer que estaba en el funeral de su tío. Él era tan joven, saludable y lleno de vida. Y en un abrir y cerrar de ojos, se había ido y no iba a regresar. Los meses siguientes fueron difíciles para toda la familia y Avelina no fue la excepción. La niña amaba a su tío y no podía asimilar el hecho que su tío ya no estuviera con ellos. Más que eso, no podía entender por qué Dios se lo había llevado tan repentinamente. Él era un buen hombre, un cristiano que amaba a su familia y hacía lo correcto.
Una tarde, mientras estaba llorando silenciosamente en su habitación, su madre entró.
—¿Qué te pasa, hijita? —preguntó.
—Es que no entiendo —lloró Avelina—. ¿Por qué Dios se llevó tan pronto a mi tío? Su familia todavía lo necesita.
—Si quieres que sea totalmente sincera contigo, yo tampoco lo sé —aseguró mamá—. Hay algunas cosas que no entenderemos aquí en la tierra y temo que esta es una de ellas. Solo tenemos que confiar en que Jesús estará con nosotros en esto y recordar que Él ha conquistado la muerte y arreglará todas las cosas algún día, tal como lo ha prometido en Su Palabra.
—Lo sé y lo creo —dijo Avelina—. Pero ¿está bien que siga triste? Sé que mi tío está en el cielo y está feliz, pero lo echo de menos. Mis amigos de la iglesia dicen que debería estar feliz por él y no pensar en mí mismo —la niña lloró otra vez.
—Es perfectamente normal que estés triste y está bien —contestó su madre—. Jesús lloró cuando su amigo murió y Él sabía que pronto sería resucitado de entre los muertos. No tiene nada de malo llorar o sentir tristeza cuando perdemos a alguien que amamos.
Avelina asintió.
—Qué bueno. A veces me ayuda llorar y admitir que estoy triste.
Mamá la abrazó.
—Cada vez que necesites a alguien con quién hablar, estoy aquí. Y recuerda que también puedes conversar con Jesús sobre tus sentimientos. Él te entiende.
—Gracias, mamá —susurró Avelina—. Con la ayuda de Dios, vamos a estar mejor.
MADISON BLIZZARD
ESTÁ BIEN LLORAR
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 11:35
JESÚS LLORÓ.
¿Has perdido a algún ser querido? ¿Te sientes triste por alguna tragedia en tu vida? Quizá no fue una tragedia, sino algo que te puso muy triste. Recuerda que Jesús lloró y está bien que también lloremos. Él entiende y se preocupa por nuestras emociones. Un día el Señor secará todas nuestras lágrimas, pero hasta entonces, Él está con nosotros cuando lloramos. Habla con Jesús sobre cómo te sientes y no tengas miedo de conversar también con un adulto de confianza.
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