La voz del entrenador
La pelota de baloncesto rebotó a las manos abiertas de Estefanía. Su corazón latía con emoción mientras corría y esquivaba a las jugadoras del otro equipo. Escuchó que alguien gritó: “¡Juega el número cinco!” La niña reconoció la voz de la entrenadora Yánez y recordó la jugada que habían practicado. “Pero ya casi se acaba el partido y el aro está tan cerca”, pensó. Con un giro rápido, lanzó la pelota al aro, pero la defensa del otro equipo le dio alcance, así que la bola rebotó en el borde de la canasta. Los espectadores gimieron cuando una muchacha alta del equipo contrario agarró la pelota y empezó a avanzar a brincos rápidamente hacia el lado opuesto de la cancha.
Después del partido, la entrenadora Yánez se sentó en la banca junto a Estefanía. “¿Me escuchaste cuando te grité la jugada?”, preguntó.
“Sí”, admitió Estefanía, “¡pero creí que tenía la oportunidad perfecta para ganar unos puntos! Lo siento”.
La entrenadora asintió. “Creo que aprendiste una muy buena lección. Estoy segura de que la próxima vez sí escucharás”.
Estefanía fue al vestidor, se cambió de ropa y corrió hacia afuera para volver a casa con su papá. “Jugaste bien, hija”, expresó.
“Creo que nunca debí haber tratado de hacer esa canasta”, contestó Estefanía con tristeza. “Me siento horrible. Oí que la entrenadora Yánez me indicó una jugada, y debí hacer lo que ella dijo”.
“Creo que sé cómo te sientes”, aseguró el padre. “Me temo que, al igual que tú, no siempre escucho a mi entrenador”.
Estefanía miró confundida a su padre. “No sabía que tenías un entrenador. ¿Quién es?”
“Dios”, respondió papá. “Hay veces cuando sé que Dios quiere que haga algo, pero a mí me parece que tengo un plan mejor que Él, así que hago las cosas a mi manera”.
Estefanía suspiró. “Yo soy así”.
“Todos somos así”, afirmó su padre. “Con frecuencia queremos hacer lo que queremos en vez de lo que Dios quiere, y por eso necesitamos que Jesús nos perdone y nos dé Su Espíritu Santo para guiarnos. Él quiere lo mejor para nosotros y, cuando nos dice que hagamos algo a través de la Biblia o la dirección del Espíritu Santo, debemos confiar en Él”.
Estefanía sonrió. “Me alegra que la entrenadora Yánez me haya permitido quedarme en el partido. Aprendí una lección que jamás olvidaré… y la recordaré cuando esté segura de que Dios me está hablando”. — JULIE J. BROOKS
ESCUCHA Y OBEDECE A DIOS
VERSÍCULO CLAVE: JOSUÉ 24:24
AL SEÑOR NUESTRO DIOS SERVIREMOS Y SU VOZ OBEDECEREMOS.
¿Escuchas la voz de Dios a través de Su Palabra y de Su Espíritu Santo? ¿Sientes cómo Él te anima a alejarte del pecado y a hacer lo correcto? ¿Sigues Su dirección o más bien haces lo que quieres? Jesús murió y resucitó para salvarte y Su plan para tu vida es mucho mejor que el tuyo. En cualquier cosa que Él quiera que hagas, escúchalo y obedece Su voz.
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