La respuesta perfecta
—Quisiera que mi abuelito viviera cerca —declaró Tariq mientras él y su amigo Marcelo iban a visitar al abuelo de Marcelo—. Quería que mi abuelito se mudara acá cuando mi abuelita falleció, pero no vino —Tariq siempre se preguntaba por qué Dios no había respondido a su oración.
El abuelo de Marcelo estaba trabajando afuera cuando los niños llegaron. Él los saludó y después les mostró donde estaba sembrando semillas de sandía.
—Tendrán que volver en el verano para comer sandías —comentó.
En ese momento oyeron un portazo. Un anciano que vivía en la casa de al lado había salido.
—¡Fuera de aquí, desagradables animalejos! —gritó el hombre a unas ardillas que estaban en su jardín.
—No parece estar muy feliz —opinó Tariq.
El abuelo de Marcelo negó con la cabeza.
—Ese es Hernán Piedra. Vive solo y no tiene familia cerca. Su único nieto solía visitarlo, pero murió en un accidente de tránsito el año pasado. Creo que las únicas personas que Hernán ve ahora son sus antiguos amigos, como yo. Extraña mucho a sus parientes, especialmente a su nieto.
Mientras caminaban al extremo del pasto, el señor Piedra los miró. Su expresión se ablandó, se acercó y se detuvo frente a Tariq.
—No te conozco —indicó—, pero me recuerdas mucho a mi nieto —sus ojos se llenaron de lágrimas y Tariq lo miró con incertidumbre, sin saber qué hacer—. Mi nieto, él… ya no lo veo —dijo el anciano.
Tariq le mostró una sonrisa titubeante.
—Vivo a un par de cuadras, quizá pueda venir a visitarle de vez en cuando. Podría traerle las galletas que hace mi mamá.
Una sonrisa se dibujó en la cara del señor Piedra.
Cuando Tariq llegó a su casa, le contó a su madre sobre Hernán Piedra.
—Quizá pueda adoptarlo como un abuelo extra, ya que mi propio abuelito vive tan lejos.
Mamá le sonrió.
—¿Sabes, hijo? Creo que Dios respondió tu oración de tener un abuelo que viva cerca de una manera muy especial. Aun cuando no nos da exactamente lo que pedimos, el Señor se preocupa por nosotros y nos provee lo que necesitamos. El señor Piedra también es importante para Dios y sabe lo difícil que es para él no tener a nadie que lo visite.
Tariq rio.
—¡Pero ahora me tiene a mí!
MATILDA H. NORDTVEDT
LAS RESPUESTAS DE DIOS A LAS ORACIONES SON PERFECTAS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 18:30
EN CUANTO A DIOS, SU CAMINO ES PERFECTO.
¿Te frustra cuando oras por algo, pero Dios no responde como quisieras? Dios contesta la oración, pero lo hace como Él sabe que es mejor, y puede que eso no siempre sea la forma en que te gustaría. Sigue orando porque sabes que Él te ama y escucha tus oraciones. Confía en que el Señor te dará la respuesta perfecta, aun si no es lo que esperas.
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