La oración de Ana

Ana miró ansiosa los platos de comida que la mesera puso en la mesa. Se moría de ganas de comer.

—Hija —indicó su padre—, ¿qué tal si nos guías en oración para dar gracias hoy?

La niña miró a su alrededor. El restaurante estaba lleno.

—¿Ahora? —preguntó—. ¿Y si la mesera regresa con la salsa kétchup?

—Estoy seguro de que no le molestará esperar un momento —aseguró papá, y todos inclinaron las cabezas.

Ana volvió a mirar a su alrededor y balbuceó una oración corta.

Lucas levantó la mirada cuando ella terminó.

—¡Ni siquiera entendí lo que dijiste!

—Yo tampoco —comentó Febe—. Hablaste demasiado rápido.

—No les estaba orando a ustedes —alegó Ana—. Dios me entendió y sabe que estoy agradecida.

—Ana tiene razón —afirmó papá—. Dios sí sabe lo que ella oró… pero, hija, Lucas y Febe también tienen razón.

Los ojos de Ana se toparon con los de su madre.

—Bueno, siento que todos nos miran cuando todos cerramos los ojos —confesó la niña—. ¿Por qué no podemos orar con los ojos abiertos?

—A Dios no le preocupan tus ojos, sino tu corazón —señaló papá—. Damos gracias como familia antes de cada comida porque sabemos que Dios es quien nos provee los alimentos. Él nos provee todo lo que necesitamos, incluyendo el perdón por nuestros pecados y la vida eterna a través de Jesús. Él nos ha dado tanto, y queremos darle gracias con corazones agradecidos.

—Exactamente —expresó mamá—. Ya sea que nuestros ojos estén abiertos o cerrados, o si nuestra oración es en silencio o en voz alta, lo importante es recordar que Dios nos provee todo lo que necesitamos y darle gracias por eso.

Ana se quedó mirando su plato, pensando en las palabras de sus padres. Después puso a un lado su tenedor.

—¿Puedo orar otra vez? —papá y mamá asintieron—. Amado Dios —comenzó Ana y, desde su corazón, dio gracias a Dios por los alimentos. Terminó con un entusiasmado «amén» que alguien repitió junto a la mesa. Ana levantó la mirada para ver cómo la mesera sonreía y le entregaba la salsa kétchup.

HEATHER TEKAVEC

DALE GRACIAS A DIOS POR TODO LO QUE TE PROVEE

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 5:20

DEN SIEMPRE GRACIAS POR TODO, EN EL NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, A DIOS, EL PADRE.

¿Das gracias antes de cada comida? ¿Aun cuando estás en público y otras personas pueden verte? Si te da vergüenza cerrar los ojos y orar en voz alta, recuerda que a Dios no le preocupa eso. Lo que Él le importa es tu corazón. ¿si es así, ¡ora y dale gracias! Antes de las comidas es con frecuencia un buen momento para hacerlo, ya sea en silencio o en voz alta, pero no te quedes allí… da gracias por todas las formas en que Dios provee para ti.

Clave de Hoy
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