La navaja que flota
—Sé que se supone que deberíamos a mar a todos, pero… —Teo hizo una pausa y se quedó mirando fijamente el río. Él y su hermano, Christian, tenían una seria discusión con su papá mientras aprovechaban una agradable tarde de otoño para un último viaje de pesca, antes del invierno—. Pero para ser sincero, no creo que pueda amar jamás a Gonzalo —confesó el niño.
—¡Yo tampoco! —comentó Christian—. ¿Por qué tendría que intentar amarlo siquiera?
—Como cristianos, se supone que debemos amar a las personas como Dios las ama —respondió Teo—. ¡Pero Gonzalo es un bravucón! ¿Cómo podemos amar a alguien que actúa como él? ¡Es imposible!
Su padre enrolló el sedal de su caña de pescar.
—Niños —les dijo mientras sacaba una pequeña navaja—, ¿qué creen que sucedería si lanzo este cuchillo al agua?
—Se hundirá como una piedra, por supuesto —aseguró Teo, y Christian asintió.
—No estén tan seguros —indicó papá—. Probemos. Solo observen.
—¡Papá! No arrojes la navaja en el agua —exclamó Teo—. ¡Sabes bien que no flotará!
El padre hurgó en su caja de herramientas y sacó el corcho más grande que pudo encontrar, para amarrarlo a su caña de pescar. Después añadió otro corcho y puso el cuchillo encima de los flotadores. Los niños observaron cómo papá lanzó todo al río. La navaja se hundió bajo el agua, pero luego reapareció y empezó a flotar.
—Oh, sabía que los corchos iban a flotar —afirmó Teo—. El cuchillo solo está de polizón.
—Tienes razón, hijo —respondió su padre, enrollando la seda de su caña—. La navaja es muy pesada para flotar sola. Necesita que los flotadores la carguen —papá sacó el cuchillo y los corchos de su caña de pescar—. Dijiste que era imposible para ti amar a Gonzalo, pero solo es imposible si tratas de amarlo por ti mismo. Pero Jesús no espera que ames a Gonzalo por ti mismo. Él ha llenado tu corazón con Su amor, el mismo amor que tuvo para cada uno de nosotros al morir por nuestros pecados en la cruz. Ninguno de nosotros merece el amor de Dios, pero Él nos ama de todas maneras y nos ayudará a amar a otros —el padre sonrió a sus hijos—. Confiemos en que el Señor los sostendrá y los llevará mientras demuestran Su amor a Gonzalo.
HAZEL W. MARETT
JESÚS NOS AYUDA A AMAR A OTROS
VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 4:13
TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE.
¿Es difícil para ti amar a alguien que se porta mal contigo? A veces parecería que es imposible, pero si conoces a Jesús, puedes amar como Él ama, porque ha puesto Su amor en tu corazón. Aunque todos merecíamos ser castigados por las cosas malas que hemos hecho, Jesús nos amó tanto que tomó ese castigo por nosotros en la cruz. Confía en que Él te ayudará a demostrar ese mismo tipo de amor a los demás, aun cuando parezca imposible.
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