La muñeca más amada
Noemí estudió su colección de muñecas. Ella creía que todas eran hermosas y no podía decidir cuál debería entrar en el concurso de «La mejor muñeca», en la biblioteca local. Finalmente, la niña cerró los ojos, giró un par de veces y estiró los brazos. Sus dedos se cerraron para tomar a Hiyoko, su muñeca de cabello negro.
—Esta será la indicada —afirmó.
La biblioteca estaba llena de gente cuando Noemí y su madre llegaron para el concurso. La niña vio a otras niñas que abrazaban todo tipo de muñecas, desde lindos bebés hasta glamorosas muñecas que vestían hermosos vestidos. Noemí nunca había visto tantas muñecas en toda su vida.
Una pequeña que estaba de pie en la fila para inscribirse llamó la atención de Noemí. En sus brazos, la niña llevaba una muñeca desgreñada, con la cara rota y descolorida por los abrazos y besos de muchos años. El vestido rojo de la muñeca estaba arrugado y manchado, quizá como resultado de accidentes durante las fiestas de té. La pequeña planchaba el vestido con su mano mientras esperaba que fuera su turno para inscribirse.
Naomi le dio un codazo a su madre.
—¡Mira, mamá! ¿Por qué esa niña de allá querría inscribir esa muñeca tan fea? —susurró.
La madre regresó a ver a la niña, que ahora hablaba tímidamente con una mujer en la mesa de inscripciones.
—Puede que su muñeca no sea bonita, pero sin duda es amada —aseguró. Después de un momento, agregó—. Creo que la manera en que se ve esa muñeca es semejante a cómo nos vemos delante de Dios. Llegamos ante Él cubiertas de cicatrices por el desgaste del pecado y el sufrimiento y, al igual que esa pequeña, Él nos ama y nos acepta tal como somos. El Señor nos ama tanto que envió a Su propio Hijo a morir para salvarnos del pecado, para que pudiéramos pertenecerle a Él —ella miró a su hija—. Estoy tan agradecida porque Dios me haya amado lo suficiente como para hacerlo. Él me ama y te ama a ti, como esa pequeñita ama a su muñeca.
Ambas observaron cómo la mujer en el escritorio pegaba el número cuarenta y siente al vestido desgastado de la muñeca.
—Realmente espero que la muñeca número cuarenta y siete gane algún premio, ¿no crees? —murmuró Noemí.
Mamá asintió.
—Si hay un premio para la muñeca más amada, ella seguramente lo ganará.
PHYLLIS I. KLOMPARENS
DIOS TE AMA
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 5:8
DIOS DEMUESTRA SU AMOR PARA CON NOSOTROS, EN QUE SIENDO AÚN PECADORES, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS.
¿Alguna vez te has preguntado si Dios realmente te ama? A lo mejor te sientes agobiado por los errores del pasado o tus circunstancias en la vida. A pesar de que tengamos las cicatrices del dolor en nuestras vidas y hagamos daño a quienes nos rodean, Dios nos ama incondicionalmente. Jesús nos ama tanto que murió por nuestros pecados, para que podamos pasar la eternidad con Él. Confía en el Señor, porque sabes que Él te ama tal como eres. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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