La máquina de rayos X

Celso se subió a la silla del dentista y apoyó su cabeza para que el doctor Esteban pudiera revisar sus dientes.

—Hoy no veo ninguna caries —anunció el doctor Esteban unos minutos después—, pero lo veremos mejor con los rayos X.

Mientras Celso esperaba por las imágenes de los rayos X, miró a su alrededor en la oficina del dentista. En la pared había un afiche con imágenes e instrucciones de cómo cepillarse los dientes y, en una repisa, vio el modelo de un diente.

—A usted le deben gustar mucho los dientes —le dijo al doctor Esteban.

El dentista rio.

—Los dientes son importantes y debemos mantenerlos saludables. Dime, Celso, ¿qué tan a menudo te cepillas los dientes?

—Todos los días —aseguró el niño—. ¡En la mañana y en la noche! Mi mamá me obliga.

En ese momento, la asistente del doctor Esteban mostró los resultados de los rayos X de Celso en la pantalla del computador.

—Oh, no —expresó el doctor Esteban mientras estudiaba las imágenes—. Tienes un poco de deterioro en uno de tus molares.

Celso refunfuñó.

—Quisiera que no existieran las máquinas de rayos X. Entonces uno no sabría sobre el deterioro y no tendría que perforar mi diente.

—¡Qué dices! —protestó el dentista—. Debería alegrarte que hayamos encontrado el deterioro y podamos limpiarlo antes que empeore. ¡Relájate!

—¿Que me relaje? —preguntó Celso mientras el doctor Esteban preparaba el taladro.

El dentista sonrió.

—Sí, relájate. Solo es un pequeño deterioro y no tomará mucho tiempo arreglarlo —después que terminó de perforarlo, el dentista habló, pensativo—. ¿Sabes, Celso? Una máquina de rayos X se parece a la Biblia.

El niño sonrió.

—Ir a la misma iglesia que mi dentista significa que recibo lecciones el domingo en la escuela dominical y también aquí, ¿cierto?

El doctor Esteban soltó una carcajada.

—Sí, y es una buena lección. Como puedes ver, los rayos X mostraron el deterioro que no podía ver con mis ojos. Y a veces la Palabra de Dios nos muestra el pecado, el deterioro en nuestras vías, que nadie más puede ver. Cuando eso ocurre, debemos limpiarlo antes que cause más daño.

—Eso significa confesarlo a Jesús y confiar en que Él nos perdona, ¿verdad? —preguntó Celso.

—¡Correcto! —afirmó el doctor Esteban—. Cuando la Biblia nos muestra el pecado en nuestras vidas que necesita un taladro, Jesús lo removerá por nosotros y nos dejará limpios.

LUCINDA J. ROLLINGS

LA BIBLIA REVELA EL PECADO EN TU VIDA

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 4:12

LA PALABRA DE DIOS ES VIVA Y EFICAZ, Y MÁS CORTANTE QUE CUALQUIER ESPADA DE DOS FILOS… Y ES PODEROSA PARA DISCERNIR LOS PENSAMIENTOS Y LAS INTENCIONES DEL CORAZÓN.

¿Usas la máquina de rayos X de Dios, la Biblia, para examinar tu corazón y tu vida? Puede que tu pecado esté escondido ante los ojos de las personas, pero nunca está escondido de Dios. Puede que a veces ni siquiera te des cuenta de que estás haciendo algo malo hasta que alguien te lo señala. Cada vez que la Palabra de Dios te haga ver el pecado en tu vida, confiésalo a Jesús. Confía en que Él te perdonará y te ayudará a apartarte de ese pecado.

Clave de Hoy
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