La linterna

—Oh, abuelo, ¿por qué siempre tenemos que leer la Biblia después de la cena? —se quejó Mauricio. «Quiero ir a terminar de construir mi fuerte», pensó mientras veía cómo su abuelo sacaba su Biblia grande de la repisa del comedor.

De repente, un relámpago iluminó el cielo fuera de la ventana. Mauricio se agachó y se tapó las orejas con las manos cuando el trueno hizo temblar la casa. Las luces titilaron y después de apagaron.

—¡No, la luz! —se lamentó el niño. «Bueno, al menos ahora no podemos leer la Biblia porque el abuelo no puede ver tan bien como para leer con poca luz, así que puedo ir a construir mi fuerte», pensó—. Abuelo, ¿me prestas una linterna?

—¿Para qué? —preguntó el anciano.

Mauricio podía oír cómo su abuelo arrastraba los pies cuando regresaba la Biblia a su repisa.

—Para terminar de construir mi fuerte —contestó el niño.

—No necesitas una linterna para eso —aseguró su abuelo—. Puedes ver lo suficientemente bien.

Mauricio resopló y se agarró del filo de la mesa mientras avanzaba hacia el armario de su abuela. Su pie se golpeó contra algo frío y metálico, y sintió agua en su pantalón y en su pie.

—¡Guácala! ¡El agua del perro!

Su abuelo le entregó una servilleta y el niño se secó el pie. Después de tomar todas las frazadas que podía cargar en el armario de su abuela, se dirigió hacia el pasillo que llevaba a la sala. Cuando dio vuelta en la esquina, se estrelló contra el borde de la pared.

—¡Auch! —gritó, y sus frazadas cayeron al piso.

Mauricio vio entonces una luz que provenía de la sala y en un momento apareció su abuelo con una linterna en su mano.

—¿Quieres esto? —le preguntó el anciano, ofreciéndole la linterna.

—Sí, por favor —respondió Mauricio.

—¿Sabías que la Biblia también es como una linterna? —le preguntó el abuelo mientras le ayudaba a su nieto a recoger sus frazadas.

—¿A qué te refieres?

—La Palabra de Dios nos muestra por dónde debemos caminar. Es una luz que alumbra nuestras vidas al mostrarnos nuestro pecado y nuestra necesidad de que Jesús nos haga libres de ese pecado. Y nos enseña cómo vivir como hijos de Dios. Sin la verdad de la Palabra de Dios en nuestras vidas, estaríamos tropezando en la oscuridad, y eso siempre causa problemas.

—¿Problemas como cuando derramé el agua del perro y me choqué con la pared? —preguntó Mauricio.

Su abuelo asintió mientras ponía la última frazada en los brazos de Mauricio.

—Ahora ve a terminar ese fuerte tuyo —indicó—. Pero esta vez lleva la luz.

JULIA LODI

LA PALABRA DE DIOS TE DA LUZ

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:105

LÁMPARA ES A MIS PIES TU PALABRA, Y LUZ PARA MI CAMINO

¿Alguna vez te has preguntado por qué deberías leer la Biblia? La Biblia hace brillar la luz de la Palabra de Dios en nuestras vidas, para que podamos ver el camino por el que debemos andar. Nos dirige a Jesús, quien murió por nuestros pecados para que podamos tener una relación con Dios. Nos muestra cómo vivir como hijos de Dios y compartir Su amor con los demás. Lee y escucha la verdad de la Palabra de Dios, para que pueda alumbrar tu camino y mostrarte cuál es el camino por el que debes ir.

Clave de Hoy
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