La herencia perdida
Cuando Joaquín entró en la sala, su papá estaba mirando las noticias y oyó el final de un reporte sobre un hombre que estaba tratando de obtener una gran herencia.
—Si los padres de ese hombre murieron, ¿por qué no puede recibir el dinero que le dejaron? —preguntó el niño cuando su padre apagó el televisor.
—Él huyó de su casa cuando tenía dieciséis años —explicó papá—. Eso fue hace treinta años y nunca más volvió a ponerse en contacto con su familia. Lo buscaron por todas partes y se enteraron de que se había mudado a otro estado. Querían tener una relación con su hijo otra vez e hicieron muchos esfuerzos durante los años para contactarlo, incluyendo varias visitas a la ciudad donde vivía. Pero él ni siquiera quería hablar con sus padres.
Joaquín frunció el ceño.
—Pero ahora que volvió, ¿no podrá recibir al menos parte del dinero?
—Parece que no. Sus padres se rindieron y dejaron de esperar una respuesta de él, así que no lo incluyeron en sus testamentos.
—Pero ahora, después que los dos murieron, ¿él finalmente aparece y cree que debería recibir la herencia? —preguntó el niño.
—Sí, pero ahora es demasiado tarde —respondió su padre—. Él impugnó el testamento, pero las cortes lo ratificaron. Dicen que no tiene derecho a ninguna parte del dinero.
—¡Guau! —exclamó Joaquín—. Me imagino que está arrepentido de no haber hecho las paces con sus padres cuando tuvo la oportunidad.
Papá asintió.
—No solo perdió la herencia, sino que, además, no tuvo una relación sus padres. Aprendió una lección por las malas y, tristemente, es algo muy común.
—¿Quieres decir que hay muchas personas que huyen de su casa y se rehúsan a tener una relación con sus padres? —preguntó Joaquín, sorprendido.
—Eso sí pasa con demasiada frecuencia —aseguró papá—. Pero estaba pensando en la herencia que Dios ofrece a todos a través de Jesucristo. A causa de nuestro pecado, estamos separados de Dios, así que Él envió a Jesús para restaurar nuestra relación con Él. Pero, si rechazamos Su oferta de reconciliación, entonces nos perderemos la oportunidad de tener una relación con Dios. Cuando la vida termine, vamos a querer la herencia, la vida eterna que es dada a quienes son parte de la familia de Dios, pero será demasiado tarde. Por eso es importante aceptar la oferta de Dios para tener una relación con Él ahora, mientras todavía podamos.
Heather M. Tekavec
DIOS OFRECE UNA HERENCIA: LA VIDA ETERNA
VERSÍCULO CLAVE: Efesios 1:11 (NTV)
ES MÁS, DADO QUE ESTAMOS UNIDOS A CRISTO, HEMOS RECIBIDO UNA HERENCIA DE PARTE DE DIOS.
¿Podrás reclamar la herencia que Dios ofrece? Él nos ofrece algo mucho mejor que el dinero: una relación con Él y vida que dura por toda la eternidad. Está disponible para cualquiera que confíe en Jesús. Algún día será demasiado tarde para aceptar Su oferta, así que no lo postergues. Confía en Jesús como tu Salvador hoy mismo y sé parte de la familia de Dios. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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