La estrella más brillante
—Veamos quién puede encontrar la estrella más brillante —le dijo Gonzalo a su hermana una noche caliente de verano, mientras miraban las estrellas del cielo—. El que pierda tiene que comprar helados mañana.
—No creo que puedas demostrar cuál es la más brillante —opinó Edén, pero rápidamente apuntó al norte—. ¡Esa es mía! Esa brillante que está ahí.
Gonzalo entrecerró los ojos.
—Creo que ya sé a cuál te refieres, pero yo veo una más brillante —el niño apuntó en otra dirección—. Mira, ahí en medio de ese conjunto de estrellas. Esa es más brillante que la que encontraste.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Edén.
Los niños siguieron buscando en el cielo, discutiendo sobre cuál estrella era la más brillante. Cuando su padre salió para decirles que era hora de dormir, Gonzalo y Edén le contaron de su competencia y le pidieron que fuera el juez de cuál era la estrella más brillante de todas.
—Está bien, haré mi mejor esfuerzo —aceptó papá, mientras apuntaban las estrellas que habían elegido—. Como juez —expresó el padre—, declaro que ninguna de esas es la estrella más brillante de todas. De hecho, creo que los dos deberían comprarme un helado a mí porque conozco personalmente a la estrella más brillante.
—¿A qué te refieres con eso? ¿Cómo es que conoces una estrella? —preguntó Edén—. Sabes bien que no estamos hablando de estrellas del deporte o las películas.
Papá rio.
—Yo tampoco. Y tampoco estoy hablando de una estrella en el cielo. Estoy hablando de Jesús. En el último capítulo de la Biblia, que habla sobre el día que Él regresará a la tierra como Rey, se dice que Él es la estrella resplandeciente de la mañana. Cuando llegue ese día, Él pondrá fin a toda la oscuridad del pecado y del mal para siempre, y llenará los cielos y la tierra con Su luz, y todos quienes lo conocen como su Salvador reinarán con Él por toda la eternidad. Yo diría que Él es la estrella más brillante de todas, ¿no creen?
—Está bien, papá —Gonzalo sonrió a su padre mientras se levantaba para entrar en la casa—. Pero no vas a recibir helado porque no hiciste ningún trato con nosotros.
—Y no eres el único que conoce personalmente a la estrella brillante —agregó Edén—. ¡Nosotros también conocemos a Jesús!
—Bueno —señaló papá—, ya que ambos encontraron la estrella más brillante, ¿qué les parece si yo compro helados para todos mañana?
HAZEL W. MARETT
CONOCE A JESÚS COMO TU SALVADOR
VERSÍCULO CLAVE: APOCALIPSIS 22:16 (NBV)
YO, JESÚS… SOY LA ESTRELLA RESPLANDECIENTE DE LA MAÑANA.
¿Conoces a Jesús, la estrella resplandeciente de la mañana? Cuando Él regrese otra vez a la tierra como Rey, será el amanecer de un día nuevo y resplandeciente, ¡un día glorioso que nunca tendrá fin! Pero lo que Dios quiere que conozcas a Jesús como tu Salvador y Rey ahora. Jesús te invita a acercarte a Él. Confía en Jesús hoy mismo, para que puedas anhelar con esperanza un futuro brillante con Él, que durará para siempre. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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