La clase de alfarería
La maestra de escuela dominical de Malia sostuvo en alto un jarrón. “Estoy tomando una clase de alfarería por las noches”, les contó la señora Yánez a las chicas, “y pensé que querrían ver el jarrón que fabriqué hace algunos días. Está lo suficientemente seco como para manejarlo, así que está listo para ser lijado, refregado y limpiado. Luego será puesto en un horno especial que se calienta tanto como el fuego”. La clase observó mientras su maestra trabajaba en la pieza de alfarería. Ella utilizó un cuchillo y papel de lija para limar y suavizar el jarrón. Finalmente, lo frotó con una esponja suave.
“¡Eso es mucho trabajo!”, exclamó Malia.
La señora Yánez sonrió. “Sí, y es solo el comienzo. Después que el jarrón haya pasado por el fuego y le aplique la laca, entonces tendrá que entrar otra vez en el horno”. La maestra levantó el jarrón. “Traje esta pieza hoy porque, en nuestra lección, la Biblia compara a Dios con un alfarero y a la nación de Israel con barro. Podemos aplicarlo también como una ilustración para nuestras vidas”.
Malia levantó la mano. “Usted lijó mucho ese jarrón y ahora tiene que entrar en el horno caliente. ¿Los cristianos también tienen que pasar por ese tipo de cosas?”
La señora Yánez asintió. “Las circunstancias difíciles, es decir, tiempos de enfermedad, dolor o decepción, pueden compararse con la forma en que el alfarero lija, lima y mete al horno su obra”.
“Eso no me parece muy divertido”, protestó una de las niñas.
“Lo sé, y me alegra que la vida cristiana no sea solo dificultades”, afirmó la señora Yánez. “Pero todos, incluyendo los cristianos, afrontan problemas y dificultades. Cuando estos vienen, debemos estar dispuestos a aprender de los tiempos difíciles. Dios usa con frecuencia las dificultades para ayudarnos a salir de hábitos y actitudes pecaminosas, para que aprendamos a depender de Él. Dios tiene un propósito para permitir las cosas difíciles”. La maestra sonrió mientras levantaba nuevamente el jarrón. “Soy nueva en este arte, pero, aún así, este jarrón se verá mucho mejor cuando esté terminado. Pero Dios es el Alfarero Mayor. Él sabe lo que necesitamos. Él no pulirá ni lijará más de lo que sea necesario y, cuando haya terminado, los resultados serán hermosos”. — RUTH I. JAY
CONFÍA EN DIOS MIENTRAS TE MOLDEA
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 64:8
TÚ ERES NUESTRO PADRE, NOSOTROS EL BARRO, Y TÚ NUESTRO ALFARERO; OBRA DE TUS MANOS SOMOS TODOS NOSOTROS.
¿Estás dispuesto a permitir que Dios te enseñe mientras te moldea? ¿Confiarás en Él en medio de todas las experiencias que Él permita en tu vida? En tiempos buenos y difíciles, recuerda que Dios es el Alfarero Mayor. Él está trabajando en tu vida porque le importas. Confía en que Él te ayudará en los momentos difíciles para hacerte más como Él.
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