La carnada de color rosado brillante

Claudio le estaba ayudando a su hermano mayor, Natán, a halar el bote hacia la orilla del agua. Entonces Natán miró las cosas que había en el bote:

—Cañas de pescar, red, caja de herramientas. Creo que estamos listos.

Los chicos brincaron en el bote y se dirigieron al otro lado del lago.

—¿Qué color debo usar para mi carnada? —preguntó Claudio mientras veía las filas de coloridas carnadas en la caja de herramientas—. Hay verde, rosado, azul y amarillo. Voy a probar con este rosado brillante. Quiero atrapar una trucha grande.

Claudio lanzó su sedal con la esperanza de que un pez mordiera el anzuelo. Se acomodó en su asiento, disfrutando cómo el bote se mecía.

—¡Tengo un pez! —gritó unos minutos más tarde, y empezó a enrollar el sedal. El pez peleó y luchó, pero el niño tuvo en poco tiempo su primer pez en el bote.

—¡Mira esa trucha tan grande! —exclamó Natán—. Rosado es el color que debemos usar.

Claudio sonrió y volvió a lanzar el anzuelo. Unos minutos más tarde, su sedal volvió a dar un tirón.

—Es otra trucha —dijo emocionado, corriéndose al filo de su asiento. El niño envolvió el sedal lo más rápido que pudo, pero esta vez oyó que algo se rompía.

—¡Se me rompió el sedal! —lloriqueó—. Era un pez grande. Tal vez todavía pueda atraparlo.

En pocos minutos, su sedal estaba nuevamente en el agua con otra carnada rosada. Los dos chicos se sentaron a esperar en calma.

—¿Sabes? —comentó Natán, rompiendo el silencio—. Pescar me hace acuerdo de nuestras vidas espirituales. Usamos colores brillantes con la esperanza de que los peces noten nuestras carnadas y muerdan el anzuelo. El pez cree que es un gusano sabroso, pero en realidad solo es una carnada de plástico con un gancho. Los peces no saben que hay un anzuelo hasta que lo muerden, y entonces es demasiado tarde.

—A menos que se rompa el sedal —dijo Claudio con una carcajada.

Natán sonrió.

—El pecado es así. Se ve atractivo, pero una vez que mordemos la carnada, nos damos cuenta del desastre que provoca. Por eso debemos recordar que Jesús nos hizo libres del pecado y confiar en que Él nos ayudará a resistir esa colorida carnada.

Claudio asintió, pensativo.

—Esa es una buena lección —entonces, con un brillo en sus ojos, expresó—: ¡Ahora yo debo darte una lección de cómo atrapar peces!

KRISTI YUTZY

TEN CUIDADO CON LAS CARNADAS DEL PECADO

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 10:13 (NBV)

PUEDEN ESTAR CONFIADOS EN LA FIDELIDAD DE DIOS… DIOS LES MOSTRARÁ LA MANERA DE RESISTIR LA TENTACIÓN Y ESCAPAR DE ELLA.

¿Hay alguna cosa que te haya parecido tan atractiva, a pesar de que sabías que era mala? Hacer trampa para sacar una buena calificación, robar dinero para comprar algo bonito o mentir para que no te metas en problemas son algunas de las coloridas carnadas del pecado que nos tientan. No creas en esas mentiras. El pecado siempre hace daño, por esa razón Jesús murió para liberarnos de su dominio sobre nosotros. Confía en que Él te ayudará a resistir la tentación del pecado.

Clave de Hoy
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