La abuela secuoya

—¿No está muy viejita la abuela para enseñar en la escuela dominical? —preguntó Pascal un día—. ¡O sea, ya casi tiene 70 años!

Su madre rio.

—¡No, ella no es tan vieja en absoluto! Sus alumnos de primer grado la aman. Y me cuenta que está aprendiendo y creciendo, tanto como los niños.

Pascal levantó un poco las cejas. Claramente no estaba muy convencido. Algunas semanas después, el niño y su familia estaban disfrutando de unas vacaciones en el parque de las secuoyas en California, donde vieron árboles antiguos majestuosos.

—Estos árboles crecieron de una semilla tan diminuta que se necesita doce de ellas para cubrir una moneda de un centavo —les informó un guía—. Son los seres vivos más altos y antiguos de la tierra. Algunos de estos árboles probablemente ya tenían mil años cuando Jesús nació.

—¡Guau! ¿Qué hace que vivan tanto? —preguntó Pascal.

—La corteza de estos árboles a veces tiene sesenta centímetros de ancho —contestó el guía—. Eso les ayuda a resistir los ataques de incendios forestales, insectos y enfermedades. Y siguen creciendo. Crecen muy lentamente, pero nunca dejan de crecer mientras viven.

—Son viejos, pero siguen creciendo —le comentó mamá a Pascal en voz baja—. Igual que tu abuelita.

El niño sonrió.

—Bueno, ella no es tan alta y todavía no ha cumplido mil años.

Su madre sonrió mientras avanzaban por el sendero.

—Dios puso vida en una semilla diminuta y la hizo crecer hasta que llegara a ser el monarca del bosque, y Dios también está trabajando en la vida de tu abuelita. Desde que puso su confianza en Jesús, cuando era niña, Dios ha hecho que esa semilla de fe en su corazón crezca y la cambie, para convertirla en una cristiana firme y madura.

—Bueno, la gruesa corteza de estos árboles los protege mientras crecen —indicó Pascal—. ¿Qué es lo que protege a la abuela?

—El inagotable amor de Dios —respondió mamá—. Jesús siempre está con nosotros cuando afrontamos la tentación, la decepción y la tristeza. También pone a otros cristianos en nuestras vidas, quienes nos demuestran Su amor y cuidado para nosotros, y que nos ayudan a aprender más sobre Él.

—Y ahora, a pesar de que la abuela tiene cada vez más años, sigue creciendo y enseñando a otros sobre Jesús —declaró Pascal—. ¡Creo que la llamaré Abuela Secuoya!

TRUDY VANDERVEEN

NO DEJES DE APRENDER Y CRECER

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 92:14

AUN EN LA VEJEZ DARÁN FRUTO; ESTARÁN VIGOROSOS Y MUY VERDES.

¿Conoces a cristianos mayores que siguen sirviendo al Señor? Los cristianos se parecen mucho a los árboles: mientras más edad tienen, más fuertes se vuelven. También pueden ayudar a proteger y a fortalecer a los retoños que crecen a su alrededor, ¡a los niños como tú! Aprende todo lo que puedas de los cristianos mayores de tu vida, y confía en que Dios te ayudará a crecer fuerte en tu propia fe.

Clave de Hoy
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